Mejorarán movilidad de invidentes
Con sensores ultrasónicos alumnos del IPN reducirán los accidentes
En México, de acuerdo con información de la Sociedad Mexicana de Oftalmología, hay dos millones 237 mil personas con deficiencia visual y 415 mil 800 con ceguera, colocando a nuestro país entre los primeros 20 con mayor número de personas con discapacidad visual.
Para las personas que viven sin poder ver puede ser un reto realizar una rutina diaria. Salir a las calles representa un riesgo para su seguridad. Sin embargo, un dispositivo diseñado por alumnos del Instituto Politécnico Nacional (IPN) puede ayudarles a mejorar su vida.
Carlos Manuel Herrera Díaz y Eduardo Daniel Conde Galindo, estudiantes del Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos (CECyT) 2 “Miguel Bernard”, diseñaron una tecnología que, a través de sonido y vibraciones, advierte a las personas con discapacidad visual cuando hay algún obstáculo en su camino.
El equipo creado por los politécnicos está provisto de tres sensores ultrasónicos. Uno de ellos se coloca en el cuello de la persona y otro debajo de la rodilla. De esta manera, el usuario puede caminar con libertad y seguridad ya que el dispositivo activa un sistema de vibraciones y genera una alerta cuando aparece algún obstáculo en el trayecto.
El último de los sensores se coloca a la altura de abdomen y emite un sonido intermitente cuando la persona está cerca de algún objeto que obstruye su paso.
De acuerdo con los emprendedores, el dispositivo también incluye un sistema de reconocimiento de voz capaz de advertir la distancia a la que se encuentra el obstáculo, lo que permite reforzar la seguridad de las personas.
Los sensores ultrasónicos se activan al captar sonidos, imperceptibles para el oído humano, que chocan con el obstáculo y regresan. “Esto permite calcular la distancia por medio de un microcontrolador que programamos en lenguaje C”, explicó Carlos Herrera.
Los estudiantes señalaron que el microcontrolador pesa solo 300 gramos y se adapta a la cintura de la personas con un clip de presión.
Asimismo, detallaron que el sistema funciona con una batería de litio de tres mil amperes por hora, lo que garantiza su adecuado funcionamiento durante 21 horas seguidas. La batería se alimenta con un cargador portátil con el mismo voltaje que utiliza un teléfono móvil, lo que permite recargar la batería en cualquier momento. Además, dijeron los emprendedores, el equipo emite una vibración cuando el nivel de energía es bajo, misma que es diferente a la que manifiesta cuando hay un obstáculo.
Su intención con este desarrollo es mejorar la seguridad y calidad de vida de las personas para contribuir a impulsar la inclusión social.
Los alumnos politécnicos destacaron que, si bien actualmente existen algunos dispositivos que apoyan a las personas con discapacidad visual, estos únicamente alertan a los usuarios sobre los obstáculos que se encuentran en la parte baja de su cuerpo. Lo que ellos proponen es una tecnología mucho más robusta, ya que reconoce todo aquello que dificulte el libre paso en la parte superior e inferior por lo que esperan mejorar la prevención de accidentes.
Carlos y Eduardo coincidieron en que su preparación como Técnicos en Máquinas con Sistemas Automatizados les permitió adquirir los conocimientos necesarios para desarrollar el sistema. Aunque, para poder crear esta tecnología, también tuvieron que realizar investigación de manera independiente.
El dispositivo ya se puso a prueba con un par de personas que, de acuerdo con los emprendedores se mostraron entusiasmadas con su uso pues, dijeron, es un apoyo importante, además, se sintieron cómodos con él, ya que no necesitan usar las manos para su funcionamiento y pueden realizar otras actividades.
Para poder perfeccionar su proyecto y hacerlo una realidad para las personas que lo necesitan los jóvenes politécnicos planean inscribir el prototipo en el Centro de Incubación de Empresas de Base Tecnológica (CIEBT) del IPN.
“Lo que proponemos es una tecnología mucho más robusta, ya que reconoce todo aquello que dificulte el libre paso en la parte superior e inferior de las personas”. —Carlos Herrera y Eduardo Conde estudiantes del CECyT 2 del IPN