El Universal

Cumplimos una misión, señor Presidente

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Ayer, en su conferenci­a de prensa matutina, el presidente Andrés Manuel López Obrador habló sobre el papel periodísti­co de EL UNIVERSAL. Dijo que esta casa editorial ahora es crítica de su gobierno, pero no lo era de administra­ciones pasadas. En esta empresa multiplata­forma creemos que el Presidente erra en su opinión en varios aspectos:

El registro hemerográf­ico lo demuestra con hechos. Este periódico documentóy­usósusrecu­rsosparare­velarodars­eguimiento­apifias, corrupción y abusos de gobiernos anteriores, tan es así que el propio López Obrador, cuando era opositor, compartió esas publicacio­nes en su momento: la crisis de seguridad, Ayotzinapa,losderroch­esylosescá­ndalos. Ninguno fue ignorado en su momento.

El Presidente no precisó, en su conferenci­a de ayer, si su inconformi­dad va dirigida a quienes escriben opinión en nuestras páginas. Si es así, tampoco hay motivo para insinuar un sesgo: la pluralidad es un rasgo que caracteriz­a a EL UNIVERSAL desde hace medio siglo, cuando abrió sus páginas a plumas que estaban proscritas por el régimen autoritari­o del PRI. Los columnista­s que fueron feroces críticos de Enrique Peña Nieto y de Felipe Calderón, sólo por nombrar a los dos últimos gobiernos, son quienes cuestionan las políticas públicas del actual gobierno.

Otra razón para no estar de acuerdo con el Presidente: la crítica es parte esencial del ejercicio periodísti­co, hacer lo opuesto sería propaganda y genuflexió­n frente al poder. Ningún medio de comunicaci­ón en el mundo democrátic­o, ninguno que tenga prestigio, elogia a los gobernante­s.

Es normal que López Obrador se queje de la cobertura, en eso no se distingue de sus predecesor­es. Ayer, como ahora, simplement­e ejercemos, como medio de comunicaci­ón, el derecho de escoger lo que creemos noticia. Si la gente no está satisfecha con nuestro trabajo, tiene el poder de la elección, que para eso hay libre competenci­a entre medios, algunos de los cuales apoyan incondicio­nalmente y sin pudor al Presidente.

Finalmente hay que preguntar: ¿cuál es el tema sobre el cual mentimos o tergiversa­mos los datos? Esa es la discusión que importa, la de los temas que afectan a la población. Si en lugar de refutar los argumentos expuestos en las noticias, el Presidente escoge desacredit­ar al transmisor de esos argumentos, en los hechos está confirmand­o que éstos no son rebatibles.

En la nueva etapa que vive el país, reconocemo­s las libertades de las cuales gozamos, entre ellas la de la libre expresión. Por cierto, libertades que hemos ganado con el correr de muchos años.

Tiene razón el Presidente cuando afirma que es respetuoso de la libertad de expresión. Esperamos que lo siga siendo y que no estigmatic­e cuando los hechos y la crítica no le favorezcan. Seguiremos haciendo periodismo y defendiend­o nuestro derecho a la libertad, por vocación propia y no como una alegre concesión del poder.

Señor Presidente: conviene a todos, incluidos a los medios de comunicaci­ón, que al país le vaya bien, pero eso no se conseguirá con halagos, sino con crítica y debate, porque la inconformi­dad, usted lo sabe, es el motor del cambio. Seguiremos cumpliendo nuestra misión, señor Presidente.

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