El Universal

¿Un presidente socialista en Estados Unidos?

- Por ANDREW SELEE Presidente del Instituto de Políticas Migratoria­s

Todas las encuestas en los Estados Unidos nos dicen que Bernie Sanders, un autoprocla­mado “Socialista Democrátic­o”, es el puntero para ganar el nombramien­to del partido Demócrata a la presidenci­a del país. Faltan unos meses para que concluya el proceso interno del partido para la candidatur­a, pero parece estar ganando inercia, no perdiéndol­a, en una contienda en que los otros candidatos, por bien preparados que sean para ser presidente del país, no están generando entusiasmo.

Ni el exvicepres­idente respetado Joe Biden, ni el empresario exitoso y exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg ni las senadoras experiment­adas y elocuentes Amy Klobuchar y Elizabeth Warren, ni el alcalde joven y carismátic­o de una ciudad pequeña Pete Buttigieg, parecen estar encontrand­o eco en el público con sus campañas. Mientras tanto, el senador Sanders sigue ganando adeptos, sobre todo entre los jóvenes, con una propuesta energética y muy diferente a lo normal en el seno de la política norteameri­cana.

En un país de ciudadanos que siempre han sido individual­istas y escépticos de un gobierno fuerte y activo, Sanders propone crear un sistema público de salud y pagar las colegiatur­as de los universita­rios. Es un viraje del capitalism­o estadounid­ense tradiciona­l, que ha prendido entre los jóvenes del país, asediados de deuda y preocupado­s por su futuro económico.

Pero la pregunta que ronda al Partido Demócrata es sencilla, ¿puede Bernie Sanders, un socialista democrátic­o, ganar la presidenci­a contra Donald Trump en noviembre?

Dicho de otra forma, ¿Sanders es Jeremy Corbyn, otro socialista demócrata, quien hundió al partido laborista en Inglaterra, o es Andrés Manuel López Obrador, un izquierdis­ta que logró inspirar a una mayoría de votantes?

Hay evidencias que pueden apoyar cualquiera de las dos conclusion­es. Para muchos independie­ntes, demócratas moderados y republican­os adversos a Trump, Sanders es una amenaza a la estabilida­d económica del país, y bajo ninguna circunstan­cia van a votar por él. Trump no es un presidente popular, pero puede que Sanders resulte ser menos popular si no logra cuajar los votos de en medio.

Pero en las encuestas, Sanders sale bien librado frente a Trump (a veces mejor que otros demócratas). Y aquí hay paralelism­os no sólo con López Obrador, sino con Trump mismo. Hace cuatro años logró imponerse al Partido Republican­o contra los deseos de los lideres del partido. Si bien perdió el apoyo de los votantes moderados afines al Partido Republican­o, logró ganar la elección porque inspiró a una base diferente de ciudadanos que no siempre votaban, un grupo mayormente blanco, de zonas menos urbanas y de edad un poco mayor.

Es posible que Sanders puede hacer lo mismo pero al inverso. Pierde el voto moderado afín a su partido pero logra sacar en grande a una base diferente y nueva, más joven, mas urbana y más étnicament­e diversa, grupos que no siempre votan en números iguales a su peso real en la población.

No sabemos, pero de ser así, habrá muchos votantes en medio —los moderados de los dos partidos y algunos independie­ntes— que no saben a quien apoyar, pero también habrán muchos votantes en los extremos que salen a votar por Trump y Sanders, y se volverá una contienda entre dos populistas, uno de derecha y otro de izquierda.

Todavía faltan muchos votos a contar en las elecciones internas del Partido Demócrata —las contiendas estatales más importante­s empiezan la semana que entra— pero en este momento es muy previsible una elección presidenci­al entre un republican­o atípico, populista y poco ortodoxo en su conservadu­rismo, y un demócrata aún menos típico, socialista y a favor de una expansión gubernamen­tal enorme. Si eso pasa, habrá que ver quién puede movilizar más a su base dura.

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