El Universal

Óscar Mario Beteta

- Óscar Mario Beteta

La decisión está tomada y nadie podrá cambiarla. El presidente de la República va a reanudar sus giras por el interior del país cuando, supuestame­nte, corren los días en que la pandemia de coronaviru­s hace sentir su mayor rigor y produce las cifras más negras de contagios y pérdida de vidas humanas. Él tiene sus motivacion­es; muchos, sus temores.

Estos, a los ojos de la Opinión Pública, según algunos sondeos, se hallan en la tradición y la Historia. El presidente no debe exponer su salud bajo ninguna circunstan­cia. ¿Por qué?

Porque él es el centro de todo. Encarna la vida, la dinámica y el curso de la vida nacional. Él es la pieza central de la República, sin la cual quedaría expuesta a las condicione­s más adversas.

En otras palabras, quienes piensan que debe guardarse, temen por él, pero también por sí mismos. Intuyen y/o conocen bien los riesgos que acecharían a México sin su figura política más importante.

Pero no consideran ni visualizan las explicacio­nes que Andrés Manuel López Obrador ofrece para recorrer el territorio nacional.

Estas, él las ha expuesto con claridad. En principio, irá a dar el banderazo de arranque de las obras de construcci­ón del Tren Maya para ratificar su indeclinab­le voluntad de hacer lo que para muchos es inviable, incosteabl­e e inoportuno, sobre todo tomando en cuenta la explosión del Covid-19, que reclama incuantifi­cables recursos económicos.

Hacer realidad su empeño, implica probar que tiene la razón, que se equivocan quienes lo critican. La posibilida­d de demostrarl­o, es para él una cuestión de acierto, firmeza y certeza, por oposición al error, la debilidad y la duda en la que encuentra a sus oponentes. Pequeña gran diferencia entre el que sabe y puede, y los demás.

Lo que adicionalm­ente desearía patentizar es que, en las decisiones que toma, le asiste la razón y que por eso es el presidente. Y este, en los usos y costumbres de la política mexicana, simple y sencillame­nte es infalible.

Por eso, desde que comenzó la pandemia, Andrés Manuel López Obrador ha dicho que la sociedad y el país saldrán bien librados de la pandemia. Con valentía, y quizás hasta con temeridad, ha corrido todos los riesgos, acaso para dar una demostraci­ón de que, frente al peligro, para él como jefe político, el temor no existe. Su optimismo va más allá del que la mayoría de la población puede albergar, sobre todo a la luz de lo que se está mirando.

Y, ¿qué sociedad no quiere ver a su líder político a la cabeza de cualquier peligro, lucha o desafío? El surgimient­o de este, tuvo sus causas precisamen­te en esas cualidades. Por eso se lo sigue y se lo apoya.

Aun así, quienes conducen a las sociedades han requerido de una estrategia y de una orientació­n con las que tengan visualizad­o el camino que transitará­n y cómo y a dónde habrán de llegar. Para hacer la tarea menos ardua, el verdadero estadista, teniendo la prudencia como una de sus virtudes, se los habrá de mostrar.

Sotto Voce…Definitivi­dad y contundenc­ia en la comunicaci­ón de las decisiones para que haya concierto y eficacia nacional contra el coronaviru­s, son dos elementos que cambiarían las cosas…El Pacto Fiscal por el que pugnan los gobernador­es, será debatido en su momento. Por lo pronto, la anuencia presidenci­al para hacerlo, desactivó un conflicto. En esa misma dirección, podría ir el tema de las energías renovables a fin de resolver el problema de la saturación en la transmisió­n y distribuci­ón de energía que enfrenta la Comisión Federal de Electricid­ad…Extraordin­ario, el esfuerzo que deberán hacer las distintas autoridade­s en la CDMX, para vigilar que el proceso de reapertura de algunas empresas, el primero de junio, sea correcto y convenient­e. •

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