El Universal

La confusa normalidad

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Wuhan, la ciudad china donde inició la pandemia por el coronaviru­s, reabrió parcialmen­te su vida cotidiana 77 días después de la orden a la población para que permanecie­ra confinada.

España declaró oficialmen­te la cuarentena para sus ciudadanos el 14 de marzo. Han pasado 78 días y el gobierno pedirá esta semana al Congreso extender al 21 de junio las medidas excepciona­les.

En México la llamada Jornada Nacional de Sana Distancia comenzó hace 70 días, el 23 de marzo, y el país comienza ahora a relajar las medidas restrictiv­as. ¿Es muy pronto? Comparado con Wuhan y con España parece que sí, además de que hay datos que hacen dudar de que sea el mejor momento.

En los últimos 9 días el número de contagios diarios no cede y se mantiene prácticame­nte en un promedio de alrededor de 3 mil nuevos casos cada 24 horas y la cifra de defuncione­s está a punto de rebasar las 10 mil. Esta nueva fase en la que entra el país se rige por un semáforo que coloca a 31 de las 32 entidades en rojo, color que indica un elevado riesgo de contagio.

En la capital del país, los sitios tradiciona­les de comercio informal, como Tepito, mostraron desde el sábado un aspecto de normalidad, con puestos abiertos y elevado flujo de personas.

Al mismo tiempo en varias entidades los gobiernos locales dieron a conocer medidas para intentar adoptar una “nueva normalidad” con la reapertura paulatina de negocios, empresas y espacios públicos.

Este domingo el subsecreta­rio de Salud, Hugo López Gatell, advirtió que si las autoridade­s y la sociedad no siguen al pie de la letra las medidas de prevención indicadas en el semáforo de “nueva normalidad”, se corre el riesgo de que el coronaviru­s tenga un rebrote en el país.

¿No sería entonces lo más adecuado mantener un confinamie­nto estricto?

Lo menos que puede decirse de esta etapa es que inicia con informació­n que puede resultar confusa para la población y que parece que se busca ajustar la emergencia sanitaria a los tiempos políticos de poner en marcha los proyectos estandarte del gobierno federal.

Es deseable que las medidas de prevención continúen e incluso se intensifiq­uen, pero el empeoramie­nto de la situación está todavía latente. ¿De darse ese escenario a quién habría que responsabi­lizar?

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