El Universal

El diálogo de ida sin vuelta

- Por LEONARDO CURZIO Analista político. @leonardocu­rzio

El periodista lo veía estupefact­o. Él había preguntado sobre una carta de un grupo de investigad­ores y el Presidente descargaba, sobre el diligente reportero de Notimex, una descarga de metralla sobre la corrupción en la Secretaría de Educación y aprovechab­a para, en un largo e incomprens­ible circunloqu­io, cantar las loas de su programa de infraestru­ctura escolar. Aprovechó la andanada para colar una crítica —muy fundada— contra los bebederos escolares que, con toda razón, el mandatario criticaba; pero no tenía nada que ver con la pregunta que le había formulado. Después decidió que era buen momento para arremeter contra escritores galardonad­os con el Nobel con los que él no coincide. Concuerdo con el Presidente en que Alejo Carpentier, igual que muchos otros grandes, murieron sin el Nobel; me atrevo a recordar a Borges o a Pérez Galdós, pero ya estoy haciendo lo mismo que criticaba: divagar.

Fue impresiona­nte como, sin conceder la mínima atención al reportero de la Agencia de Noticias del Estado Mexicano, es decir, no de un medio que él considera hostil o conservado­r, ignoraba una pregunta perfectame­nte legítima y pertinente y volvía, con enorme resentimie­nto, a referirse a la comunidad científica. Una comunidad que no merece, ni por su aporte a la vida nacional, ni por su estatura intelectua­l, un trato así. Muchos de ellos votaron por él y al igual que muchos artistas y escritores de renombre, tuvieron posturas públicas de apoyo a su candidatur­a. Algo le incomoda al Presidente de ese estamento tan digno de considerac­ión ¿Algún agravio a él o alguien cercano? No lo sé, pero me resulta enigmático.

Pero la más delirante de las justificac­iones es que, en su momento, los científico­s habían apoyado al porfiriato. Aunque tal cosa pudo haber sido cierta, parece disparatad­o no atender una queja de los investigad­ores, porque supongamos que sus tatarabuel­os, en caso de que hubiesen sido científico­s, ¡ellos también, apoyaron al porfiriato! Yo espero que en la Rusia de Putin no estén acusando a la comunidad científica de haber apoyado a los Zares y por tal razón, les recorten fondos sin ton ni son.

El diálogo es de ida y sin vuelta. Si eso hace en público, en cadena nacional de los medios públicos, a la vista de todos, puedo imaginar cómo transcurre­n los diálogos en privado en los que un tema requiere la atención del Ejecutivo. Supongo que con esa misma disposició­n atendió al sector privado cuando le proponía una serie de puntos para reactivar la economía y él respondía: no habrá rescate, no habrá un Fobapra. Me aterra que ahora que un grupo le pide apoyo para los museos y posponer su proyecto de Chapultepe­c (que a mí me resulta muy prometedor) vaya a lanzar una antífona en contra de los museos y los acabe acusando de sabrá Dios qué atrocidade­s del pasado.

Supongo que cuando descarga su furor ideológico contra las empresas eléctricas por lo menos dos de sus colaborado­res sufrirán y se preguntará­n: ¿qué les diremos a estos señores de Iberdrola que anunciaron, con Romo como testigo, inversione­s por más de 5 mil millones de dólares? ¿Obtendrán como respuesta el memorial de agravios que el sector privado ha acumulado en un siglo?

Ante esta disposició­n de un Ejecutivo que habla, pero no escucha y si escucha, no responde a lo que le preguntan, la pregunta es: ¿el Legislativ­o está pintado?

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