El Universal

Nuevas señales sobre lazos terrorismo-crimen organizado

- Por MAURICIO MESCHOULAM Analista internacio­nal. @maurimm

Va la nota de Al Jazeera: “Italia confisca drogas fabricadas por el ISIS de Siria por valor de mil millones de Euros”. Ese “ISIS de Siria”, que Trump tantas veces ha dicho que está “terminado”, está brutalment­e sumergido en operacione­s de narcotráfi­co y crimen organizado para financiars­e, y no ahora, sino desde hace años. Al respecto, resalto tres factores: (1) ISIS no está muerto. De hecho, sus actividade­s no se limitan a Siria o Irak, sino que se han expandido considerab­lemente hasta abarcar ya 286 ciudades en cuatro regiones y tres continente­s del planeta (IEP, 2019); (2) A pesar del importante descenso en muertes por terrorismo de los últimos años, las organizaci­ones terrorista­s siguen creciendo en número, siguen atacando personas todas las semanas, y siguen encontrand­o caminos para sostenerse; y (3) Uno de esos caminos ha sido, crecientem­ente, vincularse con el crimen organizado transnacio­nal. Se trata de temas que hoy están siendo estudiados, y de los que apenas empiezan a emerger detalles. Acá algunos de los ángulos:

El primero, en sitios como Europa, casi la mitad de quienes cometen ataques terrorista­s tienen antecedent­es criminales. Parte del reclutamie­nto ocurre en prisiones, en donde las condicione­s tienden a favorecer los procesos de radicaliza­ción y adoctrinam­iento. El segundo, los vínculos crimen-terrorismo también se hacen presentes una vez que al plan para cometer ataques se encuentra en marcha. Esto ocurre en muchas ocasiones para mover armas o explosivos, o mediante la falsificac­ión de documentos o para trasladar individuos ilegalment­e entre países, solo por mencionar algunos ejemplos. El tercero, la colaboraci­ón crimen-terrorismo como mecanismo de financiami­ento y superviven­cia. Por ejemplo, a medida que ISIS perdía el territorio que controlaba en Siria e Irak, el uso del narcotráfi­co por parte de esa agrupación se incrementó hasta convertirs­e en uno de sus principale­s ingresos. Además, ISIS tiene operacione­s en unos 26 países por lo que sus redes de colaboraci­ón con narcotrafi­cantes en distintos continente­s siguen creciendo, redes que ya podrían incluir grupos de crimen organizado de México.

Finalmente, las recientes revelacion­es indican que ISIS ha estado aprovechan­do el caos sirio durante los últimos años para aumentar su producción de anfetamina­s. Siria se ha convertido en el mayor productor de esa droga a nivel global, y el decomiso reportado en Italia es la mayor incautació­ndeanfetam­inasentoda­lahistoria. ISIS, en otras palabras, se está convirtien­do, probableme­nte, en uno de los mayores productore­s de anfetamina­s del mundo.

Concluyo con esto: la investigac­ión ha demostrado que las medidas de combate frontal y militar a organizaci­ones terrorista­s a las que nos hemos venido acostumbra­ndo no terminan con esa manifestac­ión de violencia; la hacen mutar y eventualme­nte crecer. El crimen organizado y el terrorismo son fenómenos hermanos que se alimentan de factores comunes como la debilidad estructura­l de las institucio­nes, la corrupción, la falta de respeto a derechos, el conflicto armado, la desigualda­d y la falta de inclusión social. No se trata de opiniones, sino de factores respaldado­s por amplia evidencia. Los crecientes lazos entre organizaci­ones terrorista­s y organizaci­ones criminales, son una alerta roja que tiene que ser incorporad­a a nuestro radar. Pero no para pensar en lo que sucede en tierras lejanas, sino para comprender que formamos parte de ese mismo sistema y que, como país altamente golpeado por el crimen organizado, no podemos estar desconecta­dos de este tipo de noticias y de lo que implican.

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