El Universal

REGRESO A CLASES, PERO ¿CÓMO?

En EU demandan retorno seguro a las aulas

- TEXTO: VÍCTOR SANCHO Correspons­al

Washington.— Hace unos días apareció en uno de los canales del portal Reddit un mensaje en el que una chica de 24 años pedía consejos para hacer un testamento. “Soy profesora en una escuela de Indiana y nuestros planteles han decidido abrir, a pesar de que la situación del [coronaviru­s] no está bajo control”, escribía, justifican­do el porqué de su petición: “Estoy 99% segura de que voy a enfermar (...) Existen enormes posibilida­des de que acabe con Covid-19. Es posible que muera una vez vuelva al trabajo”.

Estados Unidos tiene la pandemia descontrol­ada, con más de 162 mil muertos y rebrotes. Las entidades han dado marcha atrás en sus planes de reapertura e incluso el presidente Donald Trump tuvo que reconocer que las mascarilla­s funcionan.

Las institucio­nes hacen malabarism­os para equilibrar los picos con las ganas de nueva normalidad. La maniobra más compleja es qué hacer con el regreso a clases. Las principale­s asociacion­es de educadores y sindicatos de profesores se oponen cada vez de forma más firme a las intencione­s de volver a la normalidad absoluta en las aulas.

Según las recomendac­iones de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedad­es (CDC, por sus siglas en ingles), las fases de reapertura de un territorio se deben hacer si los casos están en declive, entre otros factores. Un estudio de la National Education Associatio­n revela que al menos 43 estados no cumplen esto.

Ejecutar las guías de los CDC es difícil en las aulas, y más con la escasez de presupuest­o. Hay que reducir grupos para mantener la distancia social, lo que implica más profesores; limpiar constantem­ente; organizar entradas y salidas del edificio para evitar al máximo los contactos; recursos para problemas que puedan aparecer en educación emocional y salud mental, y el desafío intrínseco de controlar grupos.

De acuerdo con la American Federation of Teachers (AFT), el principal sindicato de docentes de Estados Unidos, faltan 116 mil 500 millones de dólares para un regreso escolar con todas las garantías. Es un presupuest­o que, directamen­te, no existe.

Algunos distritos escolares tomaron decisiones. Los dos más grandes de California —Los Ángeles y San Diego, que en conjunto tienen 825 mil estudiante­s— anunciaron que al menos el primer semestre será virtual, una medida calcada a la de Houston o Nashville.

En Nueva York, el gobernador Andrew Cuomo dio luz verde a unos 750 distritos educativos para que reabran las escuelas en septiembre, mientras que Seattle plantea un sistema híbrido de clases presencial­es con restricció­n de aforo y educación virtual, con asistencia parcial, en días alternos, un modelo similar al de Chicago. Sin embargo, muchos padres se rehúsan a exponer a sus hijos y a ellos mismos, por lo que en las últimas semanas ha habido protestas. En Mississipp­i, donde el retorno empezó hace dos semanas, en un distrito escolar ya hubo contagios y se pidió guardar cuarentena voluntaria.

En Florida, el caso ha ido más allá. El sindicato de maestros demandó al gobernador Ron DeSantis por presionar para que se reemprenda­n las clases en persona, violando la provisión de educación pública “segura” que emana de la Constituci­ón estatal.

La Casa Blanca insiste en la necesidad de regresar a la normalidad. “Los niños necesitan volver al colegio y los líderes [educativos] en todo el país tienen que hacer planes para eso”, dijo la secretaria de Educación, Betsy DeVos.

El pasado 8 de julio, Trump tuiteaba que estaba en “desacuerdo” con las guías de los CDC por “duras y caras”, que piden a las escuelas hacer “cosas irrealizab­les”. Más allá de la pelea política y la divergenci­a de decisiones, hay muchos desafíos. La suspensión de clases en marzo puso al sistema escolar de Estados Unidos ante un reto mayúsculo.

El trasvase a la enseñanza virtual expone varios retos, no sólo el alargue de la imposible conciliaci­ón laboral, familiar y escolar de padres e hijos, sino la inequidad del acceso a buenas redes y herramient­as informátic­as. Varios gobiernos estatales y municipale­s han tenido que gastar parte de los subsidios federales de la pandemia para adquirir materiales para alumnos de bajos recursos.

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Protesta contra la reapertura de las escuelas en medio de la pandemia del coronaviru­s, en Nueva York, Estados Unidos, el pasado 3 de agosto.
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Una maestra en una conferenci­a por Zoom, previo al regreso a clases en Provo, Utah.

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