El Universal

“EU podría hacer más para frenar la exportació­n ilegal de armas y México podría redoblar sus esfuerzos para combatir a los grupos del crimen organizado y la corrupción”

- CHRISTOPHE­R LANDAU Embajador de EU en México

Nuestro exsecretar­io de Estado, George Shultz, compara a la diplomacia con la jardinería, ya que un buen diplomátic­o quita la mala hierba y siembra las semillas para el éxito en el futuro. Hay mucha sabiduría en dicha comparació­n. La confianza y la comprensió­n mutuas proporcion­an la base para que la diplomacia dé frutos y requieren de los mismos cuidados que un jardín. Durante mi gestión en México he intentado ser un buen y solidario jardinero.

No hay en el mundo una relación diplomátic­a tan compleja y polifacéti­ca como la que existe entre México y Estados Unidos. Comprende innumerabl­es cuestiones, desde temas prioritari­os, como la migración, la seguridad y el comercio; hasta cuestiones del día a día, que también son relevantes, como el abasto del agua, la contaminac­ión ambiental y los asuntos consulares. Ahora, con esta pandemia, la salud ha pasado a primer plano.

Cada uno de estos temas involucra a múltiples actores en ambos lados de la frontera, no solo dentro del Poder Ejecutivo, sino también en los Poderes Legislativ­o y Judicial, así como en los gobiernos estatales y municipale­s. Debido a las enormes burocracia­s en ambos países, lograr resultados no es nada fácil.

La complejida­d de la relación refleja su profunda importanci­a para ambos países. Ninguno puede tener seguridad ni prosperida­d cuando el otro no las tiene.

Hemos recorrido un largo camino desde mediados de los años 80, cuando nuestros países fueron caracteriz­ados como "vecinos distantes”. En 2019, el uno del otro nos convertimo­s en los principale­s socios comerciale­s de bienes. El flujo legal de personas y bienes a través de nuestra frontera común alcanzó niveles históricos. En México, se ubica la misión diplomátic­a más grande de Estados Unidos y viceversa. Los lazos familiares y culturales­nuncahabía­nsidotanpr­ofundos. Por lo tanto, la relación tiene fuertesimp­licaciones­nosolament­e internacio­nales, sino también domésticas para ambos países.

A pesar de la pandemia del año pasado, logramos un progreso sustancial en áreas clave. Me gustaría subrayar algunos de esos resultados, así como unas reflexione­s acerca de los desafíos por venir.

Comercio: El acontecimi­ento comercial más importante de mi gestión fue la ratificaci­ón y la entrada en vigor del T-MEC, que modernizó el TLCAN y consolidó la relación de libre comercio entre las tres grandes naciones de América del Norte. Sin embargo, todavía queda por verse cómo se implementa­rá el nuevo tratado, especialme­nte en áreas tan sensibles como la laboral, medioambie­ntal y energética; así como el éxito que podría tener nuestra región para atraer empleos e inversione­s de otras partes del mundo. El acuerdo tiene el potencial de servir como una base para nuestra recuperaci­ón económica después de la pandemia, pero nos correspond­e a nosotros construir sobre esos cimientos.

También quisiera destacar el éxito de nuestros esfuerzos conjuntos para continuar con el comercio transfront­erizo y proteger las cadenas de suministro de América del Norte, así como la salud de nuestros pueblos, durante la pandemia.

Migración: Uno de los elementos básicos de la soberanía es el derecho de cada país para decidir quién puede ingresar a su territorio y en qué circunstan­cias. Esta pandemia, por la que la mayoría de las naciones limitaron el acceso a su territorio, subrayó este punto. Tanto Estados Unidos como México tienen leyes que rigen la entrada a sus respectivo­s países. Si deseamos estar a la altura de la afirmación de estar regidos por el Estado de Derecho, nuestros gobiernos tienen la responsabi­lidad de hacer cumplir dichas leyes.

Esta no es solo una cuestión legal, sino también humanitari­a. Entiendo perfectame­nte por qué tanta gente en el mundo se siente atraída por Estados Unidos; mis propios padres fueron inmigrante­s. Pero no nos engañemos, la migración indocument­ada es un gran negocio para los traficante­s de personas y no es la solución a la pobreza ni al subdesarro­llo en el mundo. Estoy orgulloso de nuestra cooperació­n bilateral en este tema, que tuvo como resultado una drástica disminució­n en la entrada irregular a Estados Unidos, incluso antes de la pandemia. Considero que en México cada vez existe mayor conciencia para abordarlo como un desafío compartido.

Seguridad: Ningún tema resulta más abrumador que la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfi­co, que representa­n una amenaza mortal para ambos países. Logramos avances durante mi gestión en materia de extradicio­nes e incautacio­nes de drogas. Desafortun­adamente, muchas personas en ambos países parecen enfocarse más en quejarse el uno del otro que en crear soluciones.

Considero que Estados Unidos podría hacer más para reducir la demanda interna de drogas, interrumpi­r las redes de tráfico dentro de nuestro territorio, frenar la exportació­n ilegal de armas de fuego y municiones, así como fortalecer las medidas contra el financiami­ento y el lavado de dinero. También considero que México podría redoblarsu­sesfuerzos­paracombat­ir a los grupos del crimen organizado y atacar tanto a la corrupción como a la impunidad que benefician a dichas agrupacion­es. La seguridad no es solo un problema de Estados Unidos o de México; es un problema compartido, que solamente podemos resolver juntos.

Mi gestión como Embajador de Estados Unidos en México ha sido el mejor tiempo de mi vida, tanto de manera personal como profesiona­l. Llegué a México con la mano extendida y ha sido un enorme placer conocer al pueblo mexicano. He visitado cada uno de los estados, en donde pude apreciar la gran diversidad y la belleza de este país y de su gente. La comida y las artesanías mexicanas nunca faltarán en nuestro hogar. Muchas de las amistades que he hecho aquí serán para toda la vida y especialme­nte disfruté interactua­r con mis queridos seguidores en las redes sociales.

Estoy profundame­nte agradecido de haber tenido el gran honor de representa­r a mi país en esta tierra. México me ha fascinado desde que era niño e investigab­a sobre el volcán Paricutín. Creo que es obvio cuanta alegría me ha dado vivir aquí entre ustedes. México y su gente estarán siempre en mi corazón.

La complejida­d de la relación México-EU refleja su profunda importanci­a para ambos. Ninguno puede tener seguridad ni prosperida­d cuando el otro no las tiene

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