El Universal

¿Un nuevo comienzo para la agenda migratoria?

- GABRIELA CUEVAS Diputada federal

Hace cuatro años asumió la presidenci­a de Estados Unidos un hombre cuya visión sobre la migración se centraba en un “muro enorme y hermoso” entre nuestros países. Comenzó un periodo de desdicha y arbitrarie­dad para alrededor de los 11 millones de personas que se encuentran en una situación migratoria irregular en la nación norteameri­cana. Pero ahora el panorama puede mejorar. En un rechazo a las acciones de su predecesor, el presidente Biden ha emitido una serie de órdenes ejecutivas que incluyen la suspensión de la construcci­ón del propio muro fronterizo y el fortalecim­iento del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).

Más allá de las órdenes ejecutivas, Biden también introdujo una iniciativa de ley al Congreso, el Acta de Ciudadanía Estadounid­ense 2021, que permitirá regulariza­r la situación de los 11 millones de migrantes ya mencionado­s, una necesidad apremiante que ha exigido de soluciones duraderas, pero que nunca se han concretado hasta ahora. Hay voluntad política de hacer algo por todas esas personas que por años han sobrelleva­do una perpetua incertidum­bre en sus vidas, a menudo acompañada de graves abusos.

Recordemos que, en 2008, el expresiden­te Obama incluyó a la reforma migratoria significat­iva en sus discursos como candidato durante la campaña presidenci­al. Al ser elegido en ese año, llegó al poder con mayorías demócratas en el Congreso. Pero la reforma nunca llegó, y, de hecho, la administra­ción de Obama fue duramente criticada por el camino subsecuent­e que tomó en la agenda migratoria: más de 5 millones de personas fueron deportadas a lo largo de su presidenci­a, según el Migration Policy Institute. Como referencia, Trump hizo campaña con la promesa de deportar de 2 a 3 millones de personas.

Si bien no olvidaremo­s que los insultos contra México marcaron el inicio de la campaña presidenci­al de Trump y que separó a niñas y niños migrantes de sus familias, no hay que dejar de lado que su antecesor demócrata también detuvo a madres con sus hijas e hijos por cruzar la frontera sin autorizaci­ón. Durante la administra­ción en la que Biden fue vicepresid­ente por ocho años se pudo llegar más lejos. La legislació­n quedó pendiente mientras continuó la deportació­n.

En ese entonces, el gobierno mexicano tampoco tomó acciones decididas para aprovechar la coyuntura política estadounid­ense que se presentó en 2008, a pesar de que la agenda migratoria es una responsabi­lidad compartida entre ambos países. Si ahora hay disposició­n del gobierno de Estados Unidos para regulariza­r la situación migratoria, México podría proporcion­ar los documentos necesarios a las personas que no cuenten con ellos, como su acta de nacimiento o su matrícula consular, para que puedan acreditar su identidad. También se les puede brindar apoyo fortalecie­ndo los mecanismos de asesoría jurídica, así como la promoción de la doble nacionalid­ad.

Por otro lado, es necesario señalar que más latinos, y entre ellos, mexicoamer­icanos, han llegado a posiciones de poder. Como ejemplo: apenas esta semana, el mexicoamer­icano Alex Padilla se convirtió en el primer latino en representa­r al estado de California en el Senado, después de que Kamala Harris dejara su escaño para asumir la vicepresid­encia. Desde la cultura común, es posible construir acuerdos para asumir nuestras responsabi­lidades compartida­s y trabajar por la prosperida­d y el bienestar para ambas naciones. Esto puede ayudar a ir más allá de las órdenes ejecutivas —que bien pueden ser revertidas al inicio de cada nueva administra­ción— e impulsar soluciones legislativ­as que trascienda­n a los periodos presidenci­ales. •

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