La capital antes del Metro
En 1969 este sistema de transporte llegó a la vida de los capitalinos en respuesta a una crisis en la que camiones y tranvías no daban abasto a los cerca de 8 millones de pasajeros diarios
Antes del Metro, en los años 50 y 60, los camiones de la capital recorrían las calles llenos de pasajeros. El transporte carecía de organización y la mayor parte de las terminales de autobuses estaban entre el Centro y la Merced. En películas como ¡Esquina
bajan! (1948) se ve que en la vida cotidiana destacaban camiones urbanos y el tranvía eléctrico. Algunas escenas de la cinta ¿A
dónde van nuestros hijos? (1958) muestra que las filas para abordar los camiones se hacían en la acera de Palacio Nacional o en plena plancha del Zócalo. También se puede ver que sobre avenida Juárez y la calle Dr. Mora (en la actualidad peatonal) circulaban camiones de pasajeros.
El director Luis Buñuel retrató en La ilusión viaja en tranvía
(1954) a los trabajadores, viajeros y talleres de ese medio. Según el libro La Gran Ciudad
1966-1970, había una crisis vial por la circulación diaria de más de 272 mil vehículos y de más de 14 mil autobuses desde Querétaro, Pachuca, Toluca, Cuernavaca o Puebla, así como los “cuellos de botella” del Centro.
En un estudio del Departamento del Distrito Federal (DDF, hoy Gobierno capitalino) entre 1965 y 1966, se indicaba que la capital tenía una población aproximada de 6 millones 330 mil habitantes que, convertido a pasajeros, daba 8 millones 383 mil 120 diarios, incluida el área metropolitana.
El 76% viajaba en transporte público, mientras que el resto en carro particular.
Las autoridades consideraron qué transporte sería útil para la capital y que, además, reforzara al existente; se pensó en una vía subterránea, ya que se habían detectado dos problemas:
El primero era que tuvo prioridad el desarrollo de viaductos y periféricos, que favorecían a carros particulares y no eran funcionales a transporte masivo.
Y, en segundo lugar, el imparable aumento de autobuses y vehículos en general, que significaba no sólo agravar el tráfico, sino también el tiempo que los usuarios perdían y el rápido desgaste de todas las unidades que a la vez producían mayores niveles de contaminación, la cual desde esa época se busca disminuir.
Como resultado del estudio mencionado, tanto el gobierno federal como las autoridades del DDF decidieron que se realizaría un sistema subterráneo con el nombre propuesto de Rápidos de México, tendría en sus primeras tres líneas 42.2 kilómetros y 149 estaciones.
En 1967 se creó el organismo público descentralizado Sistema de Transporte Colectivo.
El Metro dejó de ser un proyecto y después de ciertas salidas de prueba, el 4 de septiembre de 1969, inició su recorrido por el subsuelo defeño la Línea 1. La Ciudad de México se convertía en la 39 capital del mundo que contaba con un tren subterráneo.