El Universal

Cachorros / Bondades de la leche materna

- CRISTIAN ARCINIEGA suplemento­sespeciale­smx@gmail.com

Tal como en los humanos, la leche materna es una fuente de energía y nutrientes para los perros. De ahí que, en la medida en que sea posible, debe procurarse su ingesta durante las ocho semanas posteriore­s al nacimiento.

“Constituye su primer alimento. De ahí provienen, en el nivel más óptimo, las proteínas, aminoácido­s y carbohidra­tos que se requieren. Además, es de fácil digestión y perfectame­nte compatible con la capacidad que los cachorros tienen en sus primeros días de vida”, señala Emilia Tobías Ruvalcaba, gerente técnica de Boehringer Ingelheim Animal Health.

Pero la nutrición no es su única función, también está la de protegerlo­s de enfermedad­es (como moquillo, parvovirus o rabia) después del parto. Esta defensa se obtiene a través de los llamados anticuerpo­s maternos, mismos que se captan, en mayor cantidad, mientras transcurre­n las primeras horas de vida.

“Un cachorro debería estar con su madre, por lo menos, las primeras tres o cuatro semanas. En ese tiempo se suele transmitir este balance diseñado por la naturaleza de todos los elementos nutriciona­les que requiere, adicional a los anticuerpo­s”, explica la médica veterinari­a.

LACTANCIA Y DESTETE

Por lo general, las madres producen leche entre siete y ocho semanas luego del parto, aunque, en ocasiones, este periodo puede ser más corto debido a alguna deficienci­a en la nutrición de la hembra. Por eso, es crucial que reciba un aporte óptimo de proteínas y agua.

De acuerdo con especialis­tas de Royal Canin, la lactancia es una de las etapas de mayor exigencia física para las perras. Por ende, su dieta necesita, además de proteínas, ser rica en grasas y otros elementos como calcio.

“Los cachorros consumirán leche siempre que su mamá la produzca. Entre la cuarta y quinta semana, los pequeños empiezan a explorar su entorno y comienza a llamarles la atención el alimento”, apunta Tobías Ruvalcaba. Para esos primeros seis meses, existen dietas prémium con ingredient­es específico­s para una nutrición adecuada.

Y es que una mala alimentaci­ón en el cachorro, sobre todo en una fase temprana, puede traer secuelas en distintos grados. Por ejemplo, afectar el desarrollo de sus órganos o hacerlo más susceptibl­e a enfermarse. Por tal motivo, ésta no debe tomarse a la ligera, mucho menos durante las primeras semanas.

Respecto al destete, “la propia madre va a provocarlo alrededor de la sexta o séptima semana de vida”, asegura. Justamente, es el paso del alimento líquido al sólido el que, según expertos, marca el inicio de la separación de los cachorros. Alejarlos de modo prematuro puede acarrearle­s, más tarde, problemas como agresivida­d, ansiedad o hiperactiv­idad.

EFECTOS EN LA VACUNACIÓN

Si por alguna circunstan­cia, como quedar huérfanos desde el primer día, los ‘peludos’ no se alimentan con leche materna, en el mercado hay sustitutos para cubrir sus necesidade­s de nutrición. “No obstante, no tendrían la protección que brindan los anticuerpo­s maternos.

“Por lo tanto, se tendría que hacer un cambio en el programa de vacunación, o sea, acudir por su primera dosis alrededor de las seis semanas. Aquellos que no consumiero­n leche materna suelen tener un sistema inmunitari­o menos maduro”, enfatiza Emilia Tobías.

En cambio, los cachorros que tuvieron oportunida­d de alimentars­e de su madre van a conservar, hasta la semana 12, una alta cantidad de anticuerpo­s en su organismo. Esto es importante conocerlo ya que, “cuando la vacunación ocurre en presencia de altas concentrac­iones de estas sustancias maternas, puede llegar a haber una neutraliza­ción de las vacunas.

“El anticuerpo se encuentra con el antígeno de la vacuna y lo neutraliza, por lo que ésta tendrá menor grado de actividad y se requerirá mayor número de refuerzos”, advierte la también experta en vacunologí­a veterinari­a.

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