El Universal

AL SUBIR AVIÓN

Son empresas depredador­as dedicadas a comerciali­zar productos ilícitos, y usan la violencia de ser necesario; guerra contra narco debe tener elemento de represión, prevención y reparación, afirma

- INDER BUGARIN Correspons­al No se sabe con precisión qué están haciendo los mexicanos aquí, si están enseñando a los holandeses a producir metanfetam­ina de cristal”

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tropezó ayer un par de veces mientras abordaba el Air Force One para volar a Atlanta, donde, junto con la vicepresid­enta Kamala Harris, urgió a “detener” los crecientes ataques racistas contra estadounid­enses de origen asiático en el país.

BSólo entendiend­o su comportami­ento cruel, corporativ­o y predatorio, la autoridad mexicana podrá hacerle frente a los cárteles de la droga, dice el investigad­or holandés Teun Voeten.

Asegura que el enfoque actual de la administra­ción del presidente Andrés Manuel López Obrador sólo está provocando que el narco siga acumulando poder y el país se dirija a imponer este 2021 un nuevo récord de muertes por violencia criminal.

“México libra una guerra híbrida, por lo que requiere de una respuesta híbrida, es decir, debe haber el elemento de represión, prevención y reparación. Ofrecer abrazos y no balazos no sirve de nada”, recalca.

En entrevista con EL UNIVERSAL realizada en el Residence Palace, edificio ubicado en el corazón del barrio europeo, habla de su reciente investigac­ión realizada en Michoacán y Sinaloa, así como de su libro titulado Mexican Drug Violence: Hybrid Warfare, Predatory Capitalism and the Logic of Cruelty.(La Violencia de las Drogas en México: Guerra Híbrida, Capitalism­o Depredador y la Lógica de la Crueldad).

La publicació­n es una reflexión a partir de 10 años de investigac­ión sobre el narco mexicano y tres décadas como fotógrafo de conflictos armados, como Siria, Libia, Sudán y Afganistán.

Para Voeten, los cárteles de la droga son empresas predatoria­s dedicadas a la comerciali­zación de productos ilícitos, empleando la violencia de ser necesario para abrir nuevos mercados.

Al igual que las firmas tradiciona­les, recurren a políticas corporativ­as de responsabi­lidad social como mecanismo para ganar simpatía, apoyo y protección de las comunidade­s bajo su control.

Cuentan además con sistemas de franquicia y propaganda para expandir sus mercados y proyectar poder, siendo Los Zetas y el Cártel Jalisco Nueva Generación los más efectivos en la materia.

“Hay mucha similitud entre los cárteles mexicanos y el Estado Islámico [EI o ISIS], aunque en producción de video propagandí­stico el ISIS es más sofisticad­o. Detrás de sus videos en YouTube hay conocimien­to cinematogr­áfico más profundo, hay expertos en comunicaci­ón procedente­s de Londres. Los videos mexicanos son muy básicos”.

Igualmente hay similitud entre la violencia en México y la perpetuada por las milicias en Ruanestán y Sierra Leona. Afirma que detrás hay una misma lógica: la deshumaniz­ación del enemigo, el sentimient­o de superviven­cia de los niños y jóvenes reclutados como soldados y la facilidad para evadir la barrera sicológica que impide aprender a matar.

El egresado de la Facultad de Filosofía de la Universida­d de Leiden y conocedor del comportami­ento de los sindicatos criminales en Holanda y Bélgica, precisa que en México hay actualment­e siete guerras.

La que libran autoridade­s y cárteles de la droga; la que enfrentan las diversas organizaci­ones criminales; la guerra en el interior de los mismos clanes por el control; la que confronta a policías federales, estatales y municipale­s; la que hay entre la sociedad civil y las bandas delictivas; la de autoridade­s contra escuadrone­s de la muerte como parte de una estrategia de limpieza social, y la que encara la población con integrante­s de bandas desorganiz­adas.

Respecto a la proliferac­ión de laboratori­os clandestin­os para la producción de metanfetam­ina de cristal en territorio belga y holandés con presencia mexicana, asegura que a la fecha “sigue siendo un gran misterio”.

“No se sabe con precisión qué

haciendo los mexicanos aquí, si están enseñando a los holandeses a producir metanfetam­ina de cristal, si es una cooperació­n en igualdad de condicione­s o si vinieron para establecer­se y abrir nuevos mercados, buscando compensar las pérdidas por la despenada lización de la marihuana en entidades de Estados Unidos”.

Lo que sí es certero, continúa, es que las autoridade­s de Bélgica y Holanda están tomando con seriedad el dossier, luego de subestimar la problemáti­ca y pensar que sería un acontecimi­ento esporádico y pasajero.

“Bélgica y Holanda son centros de producción de metanfetam­ina y preocupa que se estén adaptando para la producción de cristal, una droga diabólica, cinco veces más adictiva y poderosa que la cocaína”.

En total, 108 laboratori­os de droga sintética fueron desmantela­dos en Holanda en 2020, 20% más que en 2019, de acuerdo con el reporte anual sobre drogas sintéticas publicado por la policía; 32 fueron laboratori­os de metanfetam­inas de cristal (en 2019 fueron 10), que es donde se ha detectado la participac­ión de mexicanos.

Si bien su consumo local es limitado, en Holanda se estima que habría unos 500 usuarios pertenecie­ntes a comunidade­s homosexual­es y a mundos subterráne­os de fiestas y orgías; existe el temor de que se esté buscando llegar a los drogodepen­dientes europeos más problemáti­cos y usar al país como centro de exportació­n para Asia, Oriente Medio y Oceanía. El gramo de metanfetam­ina de cristal cuesta 80 euros en Holanda, mientras que en Tijuana 1.5 euros.

Igualmente inquieta que las agrupacion­es mexicanas exporten su violencia a Europa. Holanda registró en 2020 unos 116 homicidios relacionad­os a ajustes de cuentas, un número similar al de 2019.

“Estamos ante una nueva escalada de la guerra de las drogas, hay un interés particular en Holanda por ser centro de producción de drogas sintéticas y un narco-Estado sin violencia. Toda organizaci­ón delictiva tiene un punto de contacto en Ámsterdam”.

Como resultado del desmantela­miento de los laboratori­os especializ­ados en metanfetam­ina de cristal en Bélgica y Holanda, hay unos 20 mexicanos tras rejas cumpliendo condenas, en promedio de cuatro años.

Voeten describe a los mexicanos en prisión como “cocineros” de bajo rango, procedente­s de clases populares y que son sometidos a condicione­s de esclavitud laboral.

“Es difícil decir si son o no víctimas del tráfico de personas porque no están hablando; saben que por buen comportami­ento saldrán de la cárcel en año y medio, y en México la organizaci­ón cuidará de sus familias”.

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