El Universal

“Tuvimos que ser más selectivos con clientes”

Erick, uno de los 5 mil taxistas de Toluca, tiene que adaptar su jornada a las nuevas condicione­s sanitarias e invertir en materiales de desinfecci­ón

- CLAUDIA GONZÁLEZ Correspons­al —metropoli@eluniversa­l.com.mx

TPor la pandemia del Covid-19, Erick Barrios, conductor de un taxi desde hace 30 años, usa doble cubrebocas, instaló paneles de acrílico para aislarse de los usuarios, y además se pone todo tiempo gel antibacter­ial.

En total, dice, ha invertido cerca de 10 mil pesos en paneles y, en promedio, gasta a la semana 500 pesos en comprar desinfecta­nte y gel.

Sin importar el dinero que implique implementa­r medidas sanitarias que pongan a salvo su vida, algunos taxistas tuvieron que adaptar su trabajo por la crisis sanitaria y ahora, reconocen, son casi obsesivos de la limpieza e, incluso, selectivos con el pasaje.

Erick es uno de los 5 mil taxistas registrado­s que prestan servicio en Toluca, y detalla que pertenece a una de las 280 bases reguladas por el municipio.

El sitio de taxis que heredó de su papá es uno de los pocos locales que tienen aplicación por celular, incluso fueron reconocido­s como servicio seguro por el ayuntamien­to de Toluca.

El también técnico en artes gráficas, platica que la pandemia lo cambió todo, pues si bien acostumbra mantener su unidad limpia, muchos de sus compañeros desatendía­n la higiene por el costo diario o semanal que requiere; sin embargo, tras la muerte y contagio de varios choferes, ahora es “obligatori­o sanitizar con pistola y lavar a conciencia las vestiduras, porque de eso depende la vida”.

Explica que en un principio, como otros mexicanos, dudó de la existencia del virus, por lo que descuidó las recomendac­iones sanitarias, pero a partir de junio del año pasado, cuando se elevó la cifra de muertos y positivos al virus, vio cómo sus compañeros fueron “cayendo” ya sea hasta perder la vida o tener que encerrarse por más de un mes para sobrevivir a la enfermedad.

Entonces, dice, dada su facilidad para diseñar aditamento­s, ideó una cubierta con acrílico que lo mantuviera alejado de los usuarios y sus fluidos.

“Como dijeron que la saliva, por ejemplo, la tos, la gripa era la más peligrosa o de contagio, lo que pensé fue en una cubierta que no dejara pasar nada hacia adelante y decidí que no subiera ningún cliente en el asiento del copiloto, todos atrás”, relata.

Erick vive con su esposa y su mamá, y reconoce que con el paso de los meses en 2020 hubo etapas en las que el trabajo fue cada vez más escaso, pues casi no había gente en la calle, y debido a que se cancelaron las clases, la merma fue “muy dura”.

“Pero también tuvimos que ser selectivos con los clientes, porque los pocos que andaban en la calle estaban contagiado­s y muchos no hacían caso del uso del cubrebocas y tampoco querían ponérselo al subir”, comenta.

Refiere que otros compañeros suyos colocaron plástico en sus autos, y él además a cada billete y moneda que recibe los desinfecta con una mezcla que le recomendar­on; limpia con gel y compró una pistola sanitizant­e junto con otros operadores, la que se comparten tras un viaje.

“Lo que hemos hecho es compartir el gasto, compramos sanitizant­e por galones y también los cubrebocas por millares, cloro, pino, gel antibacter­ial, con eso nos permite ir librando el gasto sin desfalcarn­os”, detalla.

“Lo que busco es asegurar que no corra riesgo de llevarme el bicho a casa, mi mamá ya es de la tercera edad y no quiero ser el responsabl­e de que se enferme o que mi esposa se ponga en peligro.

“Si a mí me dio, no lo sé, porque nunca me sentí mal, pero en diciembre, enero de este año cada vez fue más grave el contagio y por eso decidí redoblar las medidas”, afirma.

ERICK BARRIOS Conductor de taxi “Pensé en una cubierta que no dejara pasar nada hacia adelante [del auto] y decidí que no subiera ningún cliente en el asiento del copiloto, todos atrás”

“Lo que hemos hecho es compartir el gasto, compramos sanitizant­e por galones y también los cubrebocas por millares, cloro, pino, gel antibacter­ial, con eso nos permite ir librando el gasto”

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Erick Barrios, taxista desde hace 30 años, instaló paneles de acrílico en su vehículo para evitar la propagació­n del coronaviru­s en alguno de los viajes que realiza; además, adquirió una pistola desinfecta­nte con sus compañeros para limpiar su auto después de cada jornada.

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