BOLSONARO SEMBRÓ BOMBAS... Y LE EXPLOTARON
Mandatario de Brasil se tambalea por su manejo de la pandemia de coronavirus
SAl presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, le estallaron las bombas políticas que se dedicó a cargar en casi 27 meses de su cuatrienio, como minimizar el coronavirus, y ya se ganó varios conciertos nocturnos de cacerolas en repetidas muestras de descontento popular.
Distanciado de los militares —sus antiguos socios de armas— y acorralado por los números en rojo del Covid-19, el capitán en retiro se hundió en marzo de 2021 en una de las más graves tormentas de su conflictiva gestión.
“Es la mayor tragedia de salud en la historia de Brasil. Más que un error [de Bolsonaro] fue y es un genocidio”, afirmó el sociólogo e historiador brasileño Marco Antonio Villa, profesor de Historia de la Universidad de Sao Paulo, al fustigar al jefe de Estado por reducir la enfermedad a una “gripecita”. “La gripecita ya ha matado a 300 mil brasileños (…) Bolsonaro planeó esta terrible tragedia: coqueteó con el negacionismo, hizo caso omiso de los consejos de los científicos, atacó las vacunas y ‘prescribió’ medicamentos considerados perjudiciales para la salud”, dijo Villa a EL UNIVERSAL.
“La crisis que vivimos es la más larga y profunda de la historia republicana. (…) La tendencia es el empeoramiento, porque Bolsonaro sigue conspirando contra las instituciones y poniendo en peligro la democracia”, aseveró.
Bolsonaro volvió a calificar a la infección, el martes, de “gripecita” y de “resfriadito”, instó a la tranquilidad y rechazó el cierre de escuelas y comercios, la prohibición del transporte y el confinamiento masivo. El repudio callejero al mensaje fue un cacerolazo y ayer el mandatario anunció un comité nacional junto con el Congreso y el Tribunal Supremo para combatir el Covid-19.
A este problema se le suman los líos judiciales de cuatro de sus cinco hijos por presunta corrupción y, por golpe indirecto de la pandemia, la contracción del 4.1% del PIB, el más fuerte desplome en 30 años.
La transmisión del contagio continuó inclemente. La Universidad Johns Hopkins precisó que Brasil llegó el 24 de febrero anterior a 10 millones 257 mil 875 pacientes con 248 mil 529 decesos. Los datos de ayer al mediodía reportaron 12 millones 130 mil 19 contagios y 298 mil 676 fallecimientos, para un aumento en 29 días de un millón 872 mil 144 portadores y 50 mil 147 muertes.
El país alcanzó el pasado martes un récord de 3 mil 158 fallecidos en un día. Folha de Sao Paulo reveló que la nación alcanzó 300 mil 5 fallecidos.
En Brasilia, el mandatario escuchó ayer reproches a su “retórica radical” y a su gobierno, con el cuarto ministro de Salud. El presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, le advirtió que el Congreso dejará de tolerarle errores y lo destituirá si mantiene el actual rumbo. En un hecho que molestó a los militares, Bolsonaro advirtió el domingo a gobernadores rivales que recurriría a las Fuerzas Armadas para que actuaran contra toques de queda y aislamientos.
“La situación de Bolsonaro se complica cada vez más”, porque su popularidad está “en declive”, relató a este diario el brasileño Edson Sardinha, editor en jefe de Congresso em Foco, medio digital de comunicación de Brasilia. “Bolsonaro coquetea (...) con la idea de un golpe militar. Sin embargo, no parece contar con apoyo de la dirección militar”.