¿Ensayo para una eventual derrota de AMLO en junio?
Ángeles exterminadores. Fue el propio presidente quien puso de diversas maneras la marca de una derrota si no conserva, con sus satélites, la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, lograda hasta hoy por una maniobra inconstitucional y el trasiego de legisladores tránsfugas. El mismo presidente y sus valedores acusan con furia el acuerdo del INE destinado a evitar en la siguiente legislatura la sobrerrepresentación inconstitucional. Y esa furia podría sugerir el temor de palacio a no conservar su aplastante, aunque espuria, mayoría actual, al no alcanzar en junio el 42% de la votación federal para acceder a la sobrerrepresentación del 8% permitida por la Constitución.
La cancelación, por el INE, del registro de más de media docena de aspirantes a gubernaturas del partido del presidente hizo aflorar propósitos explícitos aviesos del régimen. Por un lado, revertir la autonomía del instituto, devolverlo al control del gobierno, lo que el presidente de Morena llama “renovarlo” o “exterminarlo”, como también lo expresa el mismo autopropuesto como Ángel Exterminador de la institución. Por cierto, ya se han apuntado otros candidatos a “Ángel de la muerte” o a “Ángel del señor”, como significativamente se conoce también a este macabro personaje bíblico.
El tribunal en un puño. En aquellos temores del presidente a lo que vislumbra como derrota (no contar con una mayoría arrasadora) cobraría sentido estratégico la amenaza del aspirante a gobernador más protegido por el presidente, Salgado Macedonio, quien hoy inicia sus movilizaciones contra la cancelación de su registro. En efecto, su amenaza de impedir las elecciones si no es candidato parecería un ensayo del régimen para el caso de pronósticos o resultados desfavorables. Lo que es un hecho es que el presidente nunca ha aceptado una sola de las varias derrotas sufridas en las urnas. Pero no es lo mismo desconocer una elección desde la oposición que desde el poder. Ahora cuenta, entre otros poderosos sustentos, con la seguridad de tener en un puño al tribunal electoral, que previsiblemente le devolvería la candidatura a Macedonio y removería el acuerdo del INE para evitar la inconstitucional sobrerrepresentación. Pero ¿le alcanzaría para revertir un eventual resultado insatisfactorio en las urnas por la mala gestión del gobierno? Tormenta de leyes-pancarta. Mi madre habla en pancarta, lamenta un personaje de Patria, la novela de Fernando Aramburu, en referencia al contagio del habla de ETA sufrido por su progenitora. Buena parte del lenguaje de nuestro presidente proviene de pancartas, pintas, proclamas coreadas en marchas. También repite los dichos atribuidos a nuestros próceres para el bronce. Pero ese léxico ha transitado a la redacción del Plan Nacional de Desarrollo, que condujo a renunciar al primer secretario de Hacienda y, muy marcadamente, a la comunicación oficial de AMLO al presidente de la Corte pidiéndole investigar al juez que resolvió suspensiones a la ley de la industria eléctrica. Dicho lenguaje invadió asimismo el texto de esa ley –con la orden a los diputados de que no se le tocara una coma– y la iniciativa enviada el viernes –y que hoy mismo iría a dictamen– perfilada a re-estatizar las áreas de la industria petrolera que pasaron al mercado. ¿No será que esta precipitada tormenta de leyes-pancarta forma parte también de las previsiones de un retroceso electoral en el Congreso?
Esa furia podría sugerir el temor a no conservar su aplastante mayoría actual