Don Jesús, el del gran poder
Hoy se cumplen 100 años del nacimiento de Jesús Reyes Heroles, quien promovió reformas electorales que, más tarde, permitirían la llegada a la Presidencia de partidos distintos al PRI
Las elecciones presidenciales de 1976 tuvieron un solo candidato: José López Portillo, del PRI. Preocupado por el desaseo de la democracia, el secretario de Gobernación de este presidente impulsó una reforma política que permitió la efectiva participación de partidos de oposición en el Congreso.
Aquel secretario era Jesús Reyes Heroles, conocido popularmente como “Don Jesús, el del gran poder”. Nació en Tuxpan, Veracruz, el 3 de abril de 1921, hoy hace 100 años, seis meses antes de que el gobierno de Álvaro Obregón anunciara la creación de la Secretaría de Educación Pública (SEP), de la que fue titular 60 años después.
En 1944 se tituló como abogado por la UNAM. Poco después comenzó sus labores como profesor en la Facultad de Derecho de la UNAM.
Reyes Heroles alternó la labor docente con el ejercicio de su gran pasión: la política. En 1939, a la edad de 18 años, ingresó a las filas del Partido de la Revolución Mexicana como ayudante de su presidente, Heriberto Jara.
En esta institución —convertida en Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 1945— el veracruzano consolidó una trayectoria que lo llevó a ocupar los puestos más importantes del sistema político nacional, salvo la Presidencia de la República, que no podía ocupar constitucionalmente por ser hijo de español.
Fue asesor de la Presidencia durante el gobierno de Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958); diputado federal (1961-1964); director General de Petróleos Mexicanos (1964-1970); presidente del PRI (1972-1975); secretario de Gobernación (1976-1979) y de Educación Pública (1982-1985).
Miembro de un partido que se distinguió por su cerrazón, don Jesús encabezó una severa crítica dentro y fuera del PRI y trató de orientar su programa hacia el cumplimiento cabal de las convicciones liberales y revolucionarias que asumió como suyas.
Como ha estudiado Soledad Loaeza, don Jesús tuvo una importante participación en la reforma electoral de 1962 que permitió la aparición de las diputaciones de partido.
En aquella ocasión —sostiene Loaeza— el diputado Reyes Heroles apuntó: “Tanto las mayorías como las minorías tienen derecho a opinar, a discutir y a votar, pero sólo las mayorías tienen derecho a decidir”.
Su vocación democrática culminó con la Ley de Organizaciones Políticas y Procedimientos Electorales de 1977. Abrió la puerta a una oposición política al régimen como no se había visto.
En 1988 el PRI perdería la hegemonía en la Cámara de Diputados. En 2000 —después de otra reforma política, la de 1996— el Revolucionario Institucional perdería la Presidencia de la República desde 1929. Sin las reformas políticas del 77 y del 96 no sería posible la alternancia en el poder y la conformación de diversas fuerzas políticas en el Congreso.
Una de las últimas aportaciones de don Jesús a la institucionalidad del Estado fue la creación del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), promovida cuando era secretario de Educación Pública en 1984.
Don Jesús Reyes Heroles murió en marzo de 1985 en Denver, Colorado, antes de cumplir 64 años. Padecía cirrosis hepática y cáncer de pulmón, y recibía tratamiento en aquella ciudad. A cien años de su nacimiento, sus ideas sobre la libertad, la democracia y la historia parecen asombrosamente vigentes.