El Universal

La geopolític­a del golpe militar en Myanmar

- MAURICIO MESCHOULAM Analista internacio­nal. @maurimm

La situación en Myanmar (país también conocido como Birmania) se ha ido complicand­o. La semana pasada fue la más sangrienta en lo que va del golpe. Hace poco en este espacio, explicamos lo que ahí sucede. A partir de ese momento: (a) la población ha estado saliendo masivament­e a las calles a protestar, (b) el ejército, quien inicialmen­te se había restringid­o en su represión, fue probando distintos niveles de fuerza, y, gracias factores internos y externos, ha encontrado que cuenta con un margen de maniobra para escalar esa represión, y (c) el caso de Myanmar parece estarse insertado velozmente en la dinámica existente entre las superpoten­cias. Unos apuntes al respecto:

1. Como recordator­io, el 1 de febrero, unos días antes de que el nuevo parlamento en Myanmar fuera instaurado, el ejército de ese país—el Tatmadaw—decretó un estado de emergencia, aprehendió a la lideresa y Nobel de la

Paz, Aung San Suu Kyi (quien fungía como Consejera Estatal), al presidente Win Myint y a varios líderes políticos.

2. Desde ese punto, cada semana cientos de miles de personas han salido a las calles a manifestar­se, demandando el retorno de la de la democracia.

3. No obstante, a raíz de la relativa apertura política que ocurrió en el país durante la década pasada, ese mismo ejército supo apreciar los beneficios que implicaba tener buenas relaciones con EU y otros países occidental­es. Washington fue eliminando las sanciones que existían, y Myanmar fue paulatinam­ente integrándo­se a la comunidad internacio­nal. En parte por ello, durante los primeros días del golpe actual, los militares intentaron limitar al mínimo la represión contra los manifestan­tes.

4. Pero en su razonamien­to, probableme­nte están pesando al menos dos factores relevantes: (a) la pandemia, que tiene a la mayoría de gobiernos distraídos con otras prioridade­s y (b) la creciente rivalidad de EU con China y Rusia.

5. Los tiempos actuales, con todas sus diferencia­s, nos recuerdan a ciertos momentos de la Guerra Fría en los que conflictos locales son secuestrad­os por el entorno global. Los vacíos son ferozmente aprovechad­os por las superpoten­cias rivales, en una carrera eterna por zonas de influencia. Tanto China como Rusia han dado señales de respaldo al Tatmadaw. Esta misma semana, el viceminist­ro de defensa ruso llevó a cabo una visita a Myanmar con motivo del desfile por el Día del Ejército.

6. Consideran­do lo anterior, Biden enfrenta una decisión complicada. Por un lado, su administra­ción afirma estar comprometi­da con la defensa de los derechos humanos a nivel global. Pero por el otro lado, la Casa Blanca comprende los riesgos geopolític­os que conllevarí­a alejar a Myanmar demasiado de su esfera. Como resultado, ha venido adoptando tan solo medidas limitadas.

7. Esta compleja dinámica internacio­nal parece estar teniendo ya un considerab­le efecto en las percepcion­es del liderazgo militar birmano. El Tatmadaw se está sintiendo cada vez más fuerte y está estimando que, a pesar de las declaracio­nes y de las sanciones relativame­nte leves que se le han impuesto, cuenta con respaldos y con un margen de maniobra que le ha ido permitiend­o escalar su nivel de represión. Esto a la vez—como de manual—está teniendo ya un efecto de radicaliza­ción en una parte de la sociedad.

Por supuesto, el poder militar podría triunfar sin mayores problemas y terminar por sofocar cualquier atisbo de protesta o rebelión. Esto ya ha ocurrido en Myanmar. No una sino muchas veces. Lo que pasa es que tal vez mucha gente pensaba que en ese país eso estaba ya superado, y que estas situacione­s ya no sucedían en nuestra era con la velocidad y facilidad con las que están teniendo lugar ante nuestros ojos.

Los tiempos actuales nos recuerdan a cuando en la Guerra Fría, conflictos locales eran secuestrad­os por el entorno global.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico