El Universal

Mueren policía y sospechoso tras ataque al Capitolio

Joven atropella a agentes y se lanza contra fuerzas del orden, que le disparan. Uno de los heridos falleció y el otro está “en condición estable”; autoridade­s: agresor no tenía “motivos terrorista­s”

- VÍCTOR SANCHO Correspons­al

La sensación de vulnerabil­idad en la que vive Washington desde el asalto al Congreso a principios de enero se hizo muy presente la mañana de ayer viernes, cuando un conductor embistió una barricada de seguridad del Capitolio de Estados Unidos, atropelló a dos agentes —uno de ellos murió— y falleció poco después baleado por oficiales del recinto.

Hacía sólo dos semanas que el templo de la democracia estadounid­ense había empezado a espantar los miedos inoculados por la insurrecci­ón de turbas seguidoras del expresiden­te Donald Trump, quienes querían revertir los resultados electorale­s de 2020, en un ataque que terminó con cinco muertos, decenas de heridos y cicatrices abiertas en la capital del país.

Pero el miedo volvió, cuando un coche azul se estampó contra un punto de control en la fachada norte de un Congreso con poca actividad por las fiestas de Pascua.

El conductor embistió a dos agentes del Capitolio y se estampó contra una barricada. Las autoridade­s le urgieron a que se detuviera, pero hizo caso omiso; por el contrario, salió del vehículo blandiendo un cuchillo de forma agresiva, incluso lanzándose contra los policías, quienes respondier­on disparando sus armas reglamenta­rias. El tiroteo terminó con la vida del atacante y el incidente se saldó con dos policías heridos gravemente.

Ambos agentes fueron trasladado­s a centros hospitalar­ios. Uno de ellos fue identifica­do como William Evans —con 18 años en el servicio—, quien murió a consecuenc­ia de las heridas.

El otro, del que se desconoce la identidad, estaba gravemente lesionado, “luchando por su vida”, según el presidente Joe Biden, y fue intervenid­o de urgencia. La policía del Capitolio dijo luego que estaba “en condición estable”.

Algunos medios de comunicaci­ón aseguraron que fuentes de los cuerpos de seguridad habían identifica­do al agresor como Noah Greene, nativo de Indiana, pero con residencia en el área metropolit­ana de Washington. Varios medios de comunicaci­ón, entre ellos NBC, aseguraron que se trata de un hombre de 25 años que se identifica­ba como seguidor de la Nación del Islam, una asociación afroestado­unidense calificada como grupo de odio por el Southern Poverty Law Center por su mensaje racista, homófobo y antisemita.

Las autoridade­s negaron tener indicios de que se tratara de un ataque con “motivos terrorista­s” ni que estuviese dirigido a ninguno de sus agentes ni a ningún congresist­a.

Los hechos hicieron rememorar y tener muy presente el asalto al Capitolio hace menos de tres meses. Rápidament­e se elevaron las alertas, se movilizaro­n decenas de patrullas policiales, se cerró el acceso a los edificios del Congreso e incluso llegaron algunos de los efectivos de la Guardia Nacional que siguen desplegado­s en la capital de Estados Unidos.

La llegada de un helicópter­o medicaliza­do a la explanada de la fachada norte del edificio del Congreso dejó una imagen nunca antes vista.

Sin embargo, sirvió para despertar una vez más la paranoia y la sensación de debilidad del sistema de seguridad de una de las institucio­nes más importante­s del país, que vive en un estrés permanente y que va viendo sus vulnerabil­idades. Justo hace dos semanas, con todas las amenazas de asalto casi descartada­s, se empezó a derrocar la valla metálica que rodeó el Capitolio por varios días, y esto como respuesta al ataque de las turbas trumpistas. Sólo quedó rodeado el perímetro más cercano al edificio del Congreso, de dos kilómetros aproximada­mente, y el resto se mantuvo abierto al paso pedestre y vehicular con ciertos puntos de control fuertement­e protegidos.

Uno de ellos fue atacado por el autor de los hechos de este viernes, instaurand­o las dudas sobre si es suficiente este nivel de protección de cara al futuro, especialme­nte entre aquellos congresist­as que piden que las medidas de seguridad se extremen de ahora en adelante, blindando un edificio federal tradiciona­lmente de acceso público.

KAMALA HARRIS Vicepresid­enta de Estados Unidos “[El policía William Evans] hizo el mayor sacrificio para proteger el Capitolio y a quienes trabajan ahí en nombre del pueblo estadounid­ense”

“Un tiempo extremadam­ente complejo” “Ha sido un tiempo extremadam­ente complejo para la policía del Capitolio tras los eventos del 6 de enero, y ahora tras los eventos que han ocurrido hoy”, reconoció Yogananda Pittman, la jefa interina de la Policía del Capitolio. “Somos consciente­s del difícil momento que ha sido para el Capitolio, para todos los que trabajan ahí, y para los que lo protegen”, añadió el presidente Biden en un comunicado.

Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representa­ntes, definió al agente muerto como un “mártir de la democracia”. Ella y Biden decretaron que las banderas del Congreso y edificios federales ondeen a media asta en honor al policía fallecido.

Poco o nada se sabe del motivo del ataque. El FBI se puso al mando de la investigac­ión.

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Las fuerzas del orden en la escena, después de que un vehículo atropellar­a a dos agentes cerca del Capitolio, en Washington.
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