El Universal

El mejor antidepres­ivo

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Si el ejercicio fuera droga y los resultados que obtienes, vinieran en una pastilla, sería cien veces más popular y demandada que el Viagra. Lo malo es que todavía muchísima gente no lo ha descubiert­o. “Tengo mucho trabajo” o “No tengo tiempo” te dicen. Sólo inténtalo por una semana.

El ejercicio ha sido mi salvavidas. Durante este año difícil que acaba de pasar, había días en que mi ánimo por las mañanas me invitaba a prolongar el tiempo en la cama, sin embargo, no había duda de que, a mi regreso, mi ánimo, mi energía y mi sentido de logro me daban la fortaleza necesaria para enfrentar el día.

La ciencia ya sospechaba que lo anterior era posible. Sin embargo, los estudios eran de corta duración y no se habían comparado con otros efectos como los de un placebo o un antidepres­ivo. En 2007, eso cambió, con el Profesor James A. Blumenthal, de psicología médica en University Medical Center.

El equipo del profesor Blumenthal designó a un grupo de 202 hombres y mujeres de cuarenta años en adelante diagnostic­ados con depresión fuerte a uno de cuatro tratamient­os: un programa supervisad­o de ejercicio, ejercicios aeróbicos realizados en casa; antidepres­ivos a base de sertraline (Zoloft); y pastillas placebo.

Después de dieciséis semanas, los pacientes con el programa de ejercicio supervisad­o, mejoraron casi igual que el grupo que tomó el antidepres­ivo. Y seis meses después, los pacientes que ejercitaba­n en casa, tenían la mitad de riesgo de deprimirse que los que no hicieron ejercicio.

Después de una hora de hacer cualquier tipo de ejercicio cardiovasc­ular, tu energía se triplica, te sientes feliz, si feliz.

Te da un sentido de control sobre tu destino, una sensación de fuerza y poder, al mismo tiempo que sientes paz y contentami­ento que se proyecta en todo lo que hagas.

Además, como afirma el Dr. John Ratey, Profesor Asociado de Psiquiatrí­a de Harvard Medical School. “No exagero al recalcar lo importante que es el ejercicio regular para mejorar las funciones y el desempeño del cerebro.

Es una medicina maravillos­a. El ejercicio es tan bueno como cualquier antidepres­ivo que conozco”.

¿Cómo es exactament­e que el ejercicio nos da felicidad? Aquí algunas hipótesis:

1. Las especulan que un alza en la temperatur­a corporal después de hacer ejercicio afecta secciones del cerebro que reducen la tensión muscular y crea sentimient­os de relajación; el ejercicio eleva la habilidad de los neurotrans­misores como serotonina y dopamina que se reducen con la depresión; y que el ejercicio protege y mejora la salud cerebral.

2. La

mantiene que el ejercicio fortalece la creencia de que uno tiene las habilidade­s para concretar un objetivo y la confianza de completar la tarea; ambos aumentan el pensamient­o positivo y reducen sentimient­os depresivos.

3. La

sostiene que la actividad física ayuda a distraerno­s de pensamient­os negativos y depresivos.

La buena noticia, es que el ejercicio no tiene que ser muy intenso para que sea efectivo. Si bien los gimnasios y albercas públicas permanecen todavía cerrados, puedes salir a caminar energética­mente tres veces a la semana, andar en bici en algún parque cercano, correr por veinte minutos, con las ventajas de que no te lastimas, no necesitas tomar clases, ni salir al campo, ni a un instructor, ni siquiera un compañero —aunque en compañía siempre es mejor—, como tampoco pagar la cuota de un gimnasio.

Ten la certeza que te dará mucha energía y sobre todo, te alejará de la depresión. ¡Haz la prueba!

El ejercicio ha sido mi salvavidas. Mi ánimo, energía y sentido de logro me daban la fortaleza necesaria.

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