El Universal

Playas, olas, bañistas y presencia policial

En Mazunte, vigilan que se respeten protocolos; a Zipolite no llegan elementos

- ROSELIA CHACA Correspons­al

Pochutla.— De todos los destinos de playa que hay en la región Costa de Oaxaca, Mazunte, ubicado en Santa María Tonameca, es el único que tiene presencia policiaca, esto a petición de la autoridad municipal, por lo que los pocos bañistas observan pasear por la pequeña playa a los elementos de la policía estatal cargando sus rifles.

Los uniformado­s están atentos a los disturbios, a verificar que se sigan las medidas de sana distancia y reaccionar a algún incidente en el mar, lo que se traduce en confianza para los visitantes, quienes no rebasan ni 40% de afluencia.

Mazunte, igual que el resto de las playas, se encuentra con bandera de alerta por las fuertes olas que han llegado a alcanzar hasta cuatro metros de altura, lo que pone en riesgo la seguridad de las personas. Tal vez por esa situación es que, a esta playa reconocida por el Centro Mexicano de la Tortuga y su labor, han llegado pocos visitantes.

Por esta razón y porque desde mucho antes de que llegara la crisis sanitaria por el coronaviru­s, en Mazunte ya existían limitacion­es oficiales.

Se busca aminorar los efectos del turismo en la población local, algo que ahora se ha convertido en una necesidad, por el riesgo de que se desborden los contagios de coronaviru­s en la localidad oaxaqueña.

La otra cara

En Zipolite, por el contrario, la policía no está presente ni para vigilar ni para auxiliar a los turistas. Esta playa es la única donde se permite oficialmen­te el turismo. Sólo hay un grupo de tres salvavidas voluntario­s, encabezado­s por El Tijuana, un joven surfista que hace tres años llegó a la boda de su mejor amigo en la playa y que desde entonces se quedó en la zona.

Pero El Tijuana y El Pochu, otro de los salvavidas, realizan esta labor por vocación: no reciben apoyo por lo que hacen, ni

dinero ni comida. Sólo se apoyan con la renta de tablas de surf.

El Tijuana afirma que hasta antes de la pandemia cada año la presencia de turistas iba en aumento en este destino nudista.

“Está de moda”, asegura, pero no por eso se les nombra de manera oficial como un grupo de rescate. Al contrario, ellos son quienes se las ingenian para mantenerse, al grado que el equipo que poseen les fue obsequiado por personas altruistas.

El aumento de personas también ha llevado a que se registren más accidentes en este sitio, conocido anteriorme­nte como La playa de los muertos.

En lo que va de esta Semana Santa se han suscitado dos episodios de ahogamient­o, uno murió, un estadounid­ense, al otro lograron salvarlo. En enero murió otra persona, luego de que Zipolite llevaba dos años con saldo blanco.

Aunque aquí los visitantes no rebasan ni 40% de afluencia, las pocas personas que ocupan la playa insisten en retar a las olas embravecid­as, a pesar de las advertenci­as de las autoridade­s.

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El Tijuana y El Pochu, así como otros salvavidas voluntario­s desempeñan su labor por vocación.

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