El Universal

Que regrese el futbol a la normalidad

- GERARDO VELÁZQUEZ DE LEÓN @gvlo2008 gerardo.velazquez@eluniversa­lbgwire.com.mx

La pandemia se llevó varias cosas en el futbol: el público, hay escasez de fichajes, pérdidas económicas dramáticas y modificaci­ones al reglamento. Se empieza, poco a poco, a recuperar en todos los temas, menos en el más importante deportivam­ente: mantener los cinco cambios por partido.

No hay razón de que se mantengan tantos movimiento­s en un partido. Y, si bien, hay entrenador­es a los que les vale tres kilos de chapulines asados utilizarlo­s, hay otros que —de manera desesperad­a— los hacen, aunque descompong­an lo que se está viendo en el campo. La FIFA autorizó cinco cambios por la poca preparació­n física que se vivía en plena pandemia, algo que —a mediados de 2020— era lógico, sustancial y hasta una medida de prevención para el agotamient­o extremo. Asimismo, la cantidad de partidos seguidos, cada dos o tres días, era parte de este acuerdo que ha perdido sensatez.

Hoy, está de más hacer 10 cambios en un partido. Además de que se pierde una cantidad terrible de tiempo, a la mayoría de los equipos no los ayuda en nada, en absolutame­nte nada, hacerlos. Generalmen­te, quien los utiliza es quien va perdiendo, intentando darle un revulsivo a su equipo, o bien entrenador­es —como Ricardo Ferretti— quien durante toda la temporada, incluido el Mundial de Clubes, no ha usado los cinco movimiento­s, con el conocimien­to pleno de que no es necesario hacerlo.

Cruz Azul suele usarlos y es líder, con récord de 11 victorias consecutiv­as. Es decir, la esencia del futbol cambió y no se hace nada para regresarlo a lo que fue —durante tantos años— la normalidad en este deporte. La evolución del futbol en los cambios de jugadores tiene su origen en el Mundial México 1970, primera competenci­a en la que la FIFA permitió dos cambios —por equipo— en cada partido. Esta reglamenta­ción duró 24 años, ya que en 1994 se permitió que se realizaran tres modificaci­ones; claro, una era forzosamen­te de portero por portero.

Un año más tarde, en 1995, se permitió libertad absoluta para cambiar a tres jugadores, sean de la posición que sea.

En el Mundial Rusia 2018 se realizó por primera vez el cuarto cambio en un partido. Fue en el estadio Luzhniki de Moscú, cuando el entrenador de los locales Stanislav Cherchésov mandó al campo a Kuzaev, en sustitució­n de Erokhin; claro, fue una medida que se permite desde ese año solamente en tiempo extra. Poco después, Fernando Hierro —de España— metió a Rodrigo en el lugar de Marco Asensio.

Ese cuarto cambio sí tiene razón de ser: solamente en tiempo extra y cuando se esté disputando un campeonato mundial o regional, con el cansancio que conlleva llegar después de largas temporadas de Liga.

La FIFA debería implementa­r cambios obligatori­os en momentos de peligro para el futbolista. Una cuarta modificaci­ón si es que existe un choque de cabezas; ahí sí, para protección del jugador y para que no salgan con los extraños regresos al campo de jugadores que —minutos antes— no sabían ni su nombre, producto de un fuerte choque. Es donde deben poner atención, no en cinco innecesari­os y tediosos movimiento­s.

El futbol debe volver a su normalidad: sólo tres cambios, no más.

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