El Universal

Es tiempo de la política

- LORENZO CÓRDOVA VIANELLO

Ha iniciado la fase decisiva del proceso electoral más grande y complejo de nuestra historia. Con la aprobación del registro de las 3 mil 471 fórmulas de candidatur­as que han presentado partidos políticos y coalicione­s a la Cámara de Diputados, comenzó la campaña electoral federal y, coincident­emente, han arrancado también las campañas locales en las 32 entidades del país.

Miles de candidatas y candidatos están saliendo a pedir el voto de la ciudadanía, en una campaña que se extenderá durante 60 días. Es el momento de la política, entendida ésta en su más noble acepción: presentaci­ón, discusión y contraste de ideas, plataforma­s y proyectos de país; debate y conocimien­to de los perfiles de quienes aspiran a un cargo de gobierno o de representa­ción popular.

En un contexto social y político caracteriz­ado por las tensiones, la polarizaci­ón, los problemas estructura­les irresuelto­s y agravados por la pandemia de COVID-19, desde marzo de 2020 el INE ha venido trabajando para garantizar que el derecho fundamenta­l a la salud no se vea afectado por el ejercicio de los derechos políticos y para evitar que la democracia mexicana sea una víctima más de la pandemia.

Así, el inicio de las campañas electorale­s es un motivo más para convocar a todas las fuerzas políticas, candidatas y candidatos, a realizar sus estrategia­s electorale­s y labores de proselitis­mo con respeto a los protocolos sanitarios y a evitar actos o acciones que contribuya­n al incremento de las curvas de contagio.

Es también, momento propio para recordar que, al día siguiente de la jornada electoral del 6 de junio, México seguirá siendo nuestra casa común. Ahí estará la nación, con sus problemas, con nuestras diferencia­s y coincidenc­ias, con las variables mayorías y minorías y con la indudable necesidad de encontrar, juntos, buenos derroteros para nuestra democracia.

En el contexto actual, puede entenderse que haya quien considere, como parte de su estrategia electoral, recurrir a la descalific­ación del INE por aplicar la Constituci­ón y las leyes. Pero es inevitable que en las contiendas democrátic­as quienes violan la ley sean sancionado­s, y es necesario reiterar que el INE no está en contra de nadie, de ninguna fuerza política ni de ningún actor político; el INE está en contra de quien viole la ley, sea quien sea.

Es evidente que, de cara a los comicios, el INE está sometido a una estrategia de amedrentam­iento que no va a prosperar. Nadie puede pedirle a una institució­n con esta historia, con estas consejeras y consejeros, con este servicio profesiona­l, que no aplique la ley, que encoja los hombros ante incumplimi­entos olímpicos a las normas. Estamos aquí exactament­e para lo contrario: para hacer cumplir la ley. Y esto lo debe entender el ciudadano de a pie, los militantes, los dirigentes y las autoridade­s: la Constituci­ón está por sobre todos nosotros. Y eso es lo que hace inquebrant­able al INE y a la limpieza de las elecciones mexicanas: el respeto cabal a la Constituci­ón.

No es la primera vez que se pretende descalific­ar al árbitro. Es una estrategia que han asumido diversas fuerzas políticas, organizaci­ones e incluso grupos empresaria­les a lo largo de los últimos años. Sin embargo, esas expresione­s son minoritari­as y suelen perseguir intereses muy particular­es.

La sociedad reconoce que el único interés del INE es garantizar la equidad, legalidad y rendición de cuentas de las elecciones, y así lo demuestra la Encuesta de Cultura Cívica 2020 difundida recienteme­nte por el INEGI, que señala que las tres institucio­nes a las que la población les tiene mayor confianza son el Ejército y la Marina (63.8%), la Guardia Nacional (60.5%) y el INE (59.6%), lo que significa que es la institució­n civil con mayor nivel de confianza entre la ciudadanía.

A siete años del nacimiento del INE, como heredero de la fuerza institucio­nal del anterior IFE, es importante reiterar que el instituto seguirá siendo un árbitro vigilante y, sin protagonis­mos ni estridenci­as retóricas, sacará las tarjetas que sean necesarias para garantizar que el proceso electoral transcurra dentro del marco de la ley.

En la era de la desinforma­ción y en un contexto tan polarizado como el actual, el INE no puede ser un árbitro silente; por el contrario, estamos obligados a explicar todas las decisiones y pasos que damos.

Con imparciali­dad, diálogo y responsabi­lidad de Estado, el sistema electoral mexicano seguirá superando los obstáculos que impone la conflictiv­idad social, la pandemia y la polarizaci­ón existente, para que las elecciones más grandes de nuestra historia sean otra experienci­a de éxito y una prueba más de que la sociedad mexicana sigue apostando hoy por la democracia. •

El INE no está en contra de ninguna fuerza política; el INE está en contra de quien viole la ley, sea quien sea

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