El Universal

La sombra de la desconfian­za

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Luego de un año de confinamie­nto, de 12 meses en el que familiares o amigos enfermaron o perdieron la vida por el coronaviru­s, la llegada de vacunas que protegen contra la enfermedad representa la única esperanza para recuperar –en parte– la normalidad que el mundo perdió en 2020.

Hoy esa esperanza es incierta, después de que el fin de semana se conoció un video en el que a un adulto mayor le aplican únicamente aire en uno de los centros de vacunación en la capital del país. La persona que lo acompañaba registró el momento, reclamó y después volvieron a inyectar al hombre, ahora sí una sustancia.

El “error” fue reconocido por el IMSS y el gobierno de la Ciudad de México, pero para el presidente de la República resulta una “exageració­n” y no es un hecho grave; incluso consideró la posibilida­d de que se haya tratado de un montaje.

La necesidad de una investigac­ión y de un informe público es obligado. Aun más si se trató de un montaje. De ser así, tendría incluso implicacio­nes penales, como afirmó el subsecreta­rio de Salud, Hugo López-Gatell, quien señaló que significar­ía que personas externas estarían induciendo una “conducta inadecuada”. Otra hipótesis que no debe descartars­e es la posibilida­d de que esté registránd­ose un robo hormiga de la vacuna. La acción no debe ser minimizada.

La jornada de vacunación en la capital ha tenido incidencia­s que han sido superadas con éxito. Tras un arranque lento en el que las personas de la tercera edad tuvieron que soportar horas bajo el sol para esperar su turno, la organizaci­ón mejoró y ahora imperan el orden y el trato amable a quienes acuden a inmunizars­e.

Además, desapareci­ó la carga política con la que inició la vacunación, por la presencia de promotores electorale­s de un partido político que solicitaba­n la credencial de votar. Para buena parte de las personas de la tercera edad acudir a vacunarse es casi un día de fiesta. Si no se aclara el hecho del fin de semana, la ciudadanía acudirá con desconfian­za.

En el Estado de México se adoptó desde ayer un nuevo protocolo para la aplicación de dosis. Quienes inyectan platican con los beneficiar­ios, muestran la jeringa y responden cualquier duda. El nuevo procedimie­nto dura apenas un minuto y sustituye al proceso previo casi robotizado. Esa estrategia tiene que adoptarse en todo el país.

A partir de ahora será necesario que la inmunizaci­ón sea transparen­te de principio a fin en los centros de vacunación, siempre y cuando esa sea la voluntad oficial. •

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