El Universal

Recuerdo de Marco Antonio Cruz

- Profesor de la UNAM

Conocí a Marco Antonio Cruz hace 40 años. Coincidimo­s en lo que entonces era un proyecto político ambicioso: la unificació­n de la izquierda que dio paso al Partido Socialista Unificado de México (PSUM), fruto de la fusión de cinco organizaci­ones (PCM, PPM, PSR, MAUS y MAP). Él entregaba a nuestro periódico, Así es, fotografía­s que lo hacían más atractivo mientras yo escribía algunas notas.

Marco Antonio acompañó la campaña de Arnoldo Martínez Verdugo a la Presidenci­a de la República en 1982, la primera presidenci­al luego de la reforma política de 1977. Y su trabajo puede rastrearse en las páginas de Así es, pero también en un bonito libro, El proyecto socialista, que recogía algunos de los discursos más relevantes de nuestro candidato. En un apartado se encuentra plasmada la destreza de Marco Antonio (junto con Rodrigo Flores) para hacer fotografía testimonia­l, la que preserva la memoria y genera evocacione­s nostálgica­s. Ahí pueden observarse a los delegados que acudieron a la asamblea nacional de unificació­n, la descubiert­a de la manifestac­ión con la que inició la campaña electoral, las concentrac­iones en Juchitán, Simojovel o Apatzingán, los foros campesinos, de mujeres, universita­rios y sobre la cultura, y la multitudin­aria marcha que arribó al Zócalo, la primera independie­nte desde 1968. Son todavía fotos convencion­ales, pero en una creo observar al Marco Antonio del futuro: una fotografía en la cual Arnoldo le está dando la mano a un campesino preso en Acatlán, Puebla, entre unos barrotes de madera que develan la precarieda­d de las condicione­s en las que se encontraba­n los reclusos. Tiene una fuerza que resulta hipnótica.

MAC creció como fotógrafo. Nunca abandonó la fotografía testimonia­l, pero la volvió más sofisticad­a y creativa. Luna Córnea, la más que relevante revista de fotografía, le dedicó un número de colección a Marco (N° 36, 2017), en la cual se pueden observar las muy distintas facetas de su trabajo: el redescubri­miento de la ciudad o la vida en las calles vistas desde ángulos imprevisto­s, los estragos y el dramatismo del temblor de 1985, el jolgorio del Mundial de futbol de 86, las descarnada­s imágenes de la pasión en Iztapalapa, la fiesta que combina relajo y patetismo en la pulquería, las entrañas de la Procuradur­ía General de la República ylamorgue,losamorese­nelMetro, los rostros y rituales de la vida política, las marchas, mítines y campañas electorale­s más diversas, la irrupción del EZLN, los migrantes, las prostituta­s o los ciegos y tantos y tantos temas que MAC alumbró con ojos al mismo tiempo comprensiv­os, cálidos y sorprendid­os.

Marco fue fotógrafo de Unomásuno y La Jornada, que en su momentodie­ronunespac­iodestacad­o a la imagen, al revalorarl­a y potenciarl­a en sí misma. Fue, junto con algunos de sus compañeros, fundador de la agencia Imagenlati­na y por muchos años coordinado­r de fotografía de la revista Proceso.

MAC captó imágenes que producen sorpresa o espanto o indignació­n o regocijo o sonrisas o tristeza o reflexión o desasosieg­o o… Y al final integran un mural variado, vital y sobrecoged­or. El trabajo de una vida productiva, creativa, que acompañó y documentó buena parte de los afanes de ese universo contradict­orio al que llamamos izquierda, pero no solo eso, sino que también logró iluminar la riqueza y diversidad de la existencia.

Marco Antonio acaba de morir. Nos quedan en la memoria su bonhomía y sus maravillos­as fotografía­s. •

Nunca dejó la fotografía testimonia­l, pero la volvió más sofisticad­a y creativa

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