El desplome de México como productor de vacunas
Entre 1980 y 2000, la paraestatal Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex) llegó a producir en su planta hasta 50 millones de dosis de vacunas anualmente. También desde entonces esa producción se empezó a abandonar paulatinamente, bajo el criterio de los gobiernos en turno, de que era menos oneroso para el erario comprarlas al sector privado, sin considerar que se dejaba en manos de intereses particulares, una estratégica tarea de seguridad nacional. La pandemia de Covid19 evidenció dramáticamente no solo nuestra incapacidad para desarrollar vacunas propias, producirlas o siquiera envasarlas aquí masivamente, sino una peligrosa dependencia del extranjero.
México contaba con un sistema de inmunología tan sólido que no solo abastecía a toda la población de las vacunas recomendadas por organismos internacionales, sino que exportaba a 15 países. “Éramos potencia, incluso extranjeros venían aquí a capacitarse”, dice Pedro Zenteno Santaella, actual director de Birmex. Ahora la producción es mínima y más de 90% de las vacunas que se aplican en el país provienen del sector privado de acuerdo con información de la Facultad de Medicina de la UNAM. Birmex solo produce ahora, y de manera limitada, biológicos contra la poliomielitis, la difteria y el tétanos, y quedó reducida al papel de intermediaria en la venta de vacunas, sedantes, oncológicos y sueros.
Con lastres como el referido es que se ha enfrentado la gestión y adquisición de la vacuna contra el nuevo coronavirus.
La buena noticia para México es que la llegada de dosis, aunque no a la velocidad deseada, no se ha interrumpido. La mala, es que prevalece el riesgo que se limite conforme a las necesidades de los países productores, lo que ha obligado a intensificar la gestión diplomática.
De ahí que el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, esté por iniciar visitas a Rusia, China y la India para que se cumplan y no se retrasen los acuerdos que ya se tienen pactados, firmados y hasta pagados los anticipos correspondientes.
Hasta ayer habían llegado 15 millones 163 mil 420 vacunas: 5 millones 668 mil 650 de Pfizer, 4 millones de Sinovac, 3 millones 589 mil 300 de AstraZeneca (2 millones 719 mil 300 prestadas por Estados Unidos y 870 mil enviadas desde la India); un millón cinco mil 470 de CanSinoBio (940 mil 470 envasadas en México y 65 mil enviadas desde China); y 900 mil de Sputnik V. De ese total se han aplicado 9 millones 675 mil 517 dosis.
Otra buena noticia es que el laboratorio Liomont, ya envasó los primeros lotes de la vacuna de AstraZeneca y se espera que la Cofepris los libere este mes para iniciar su aplicación. La mala es que sigue el debate en Europa sobre la probable relación de la vacuna con la formación de coágulos. Por cierto, será de AstraZeneca la vacuna que se aplicará AMLO, según informó el secretario de Salud, Jorge Alcocer.
México tiene gestionadas y aseguradas con contratos y pagos de anticipos, un total de 244 millones 330 mil dosis para 144 millones 660 mil personas. De ese monto total de dosis, 77.4 millones son de AstraZeneca, 34.4 millones de Pfizer, 35 millones de CanSinoBio, 24 millones de Sputnik V, 20 millones de Sinovac y 2.03 millones de AstraZeneca vía el Instituto Serum de la India.
Birmex tiene planes de recomposición y reposicionamiento: 1. Invertir 27 millones de pesos para envasar vacunas de Covid19; 2. Ofrecer a Liomont y Drugmex la preparación del envasado de los biológicos de AstraZeneca y CanSinoBio; y 3. Conformar un sistema nacional de insumos para la salud, proyecto de seguridad nacional que quedaría listo en 15 meses con una inversión de cuatro mil millones de pesos y que abarcaría desde la compra de medicamentos hasta su entrega a los pacientes.
La pandemia evidenció no solo la incapacidad para desarrollar vacunas, producirlas o siquiera envasarlas aquí, sino una peligrosa dependencia del extranjero