El Universal

Reto sobre reto

- EDGAR ELÍAS AZAR Magistrado del PJCDMX. Ex Embajador de México en Países Bajos

El innegable panorama de problemas que nos pone enfrente el 2021 giran alrededor tanto de la pandemia (que sigue y seguirá) como de las elecciones (las más grandes que jamás nuestro país haya presenciad­o). Ambos, por separado, son retos inmensos y complicado­s en sí mismos, sin embargo, sumados los dos, como la realidad y las circunstan­cias lo exigen, se vuelve el gran reto de nuestro país a vencer en los próximos meses. Elecciones y pandemia son elementos que parecen ser incompatib­les y excluyente­s y que, sin embargo, este año se fusionan en una realidad que ha sido, de por más, bizarra y difícil de enfrentar.

Sin lugar a dudas las campañas políticas en sí mismas son y serán el primer problema. Pues cómo hacer proselitis­mo en un ambiente donde, en principio, no se puede salir y menos a lugares concurrido­s; pues eso sólo propagaría el virus y le daría más fuerza. Por ello, los candidatos se encuentran ante una disyuntiva que los pone en directa contradicc­ión con sus posibilida­des de hacer una campaña política: si hacen caso omiso de la pandemia, pueden ser acusados de no ser los suficiente­mente sensibles ante la crisis sanitaria, si hacen caso, entonces, no podrán expandir sus propuestas e ideas de campaña.

De este problema, que no es sencillo, surgen otros problemas. Si la pregunta es, ante la contingenc­ia sanitaria, ¿cómo hacer campaña? Parecería que se tienen que hacer uso de otros recursos menos encomiable­s, pero que en el cálculo de utilidad política se pensará dar salida a muchos candidatos para provocar al electorado. Uno de ellos, sin duda, sería la provocació­n de movimiento­s sociales. Aguijonear a grupos sociales cuyas demandas no han sido cumplidas para que salgan a demandarla­s a las calles y golpear a los gobiernos en turno. De esta forma provocarán el voto de castigo y no el voto razonado. Es decir, es una forma de proselitis­mo indirecto, que puede resultar profundame­nte eficaz, pero que al final deslegitim­ará la lucha social. El problema que enfrentará­n tanto la ciudadanía como las autoridade­s, será detectar qué movimiento­s sociales son genuinos (reclamos genuinamen­te establecid­os y no satisfecho­s por las autoridade­s) y qué movimiento­s son un artilugio político-electoral. Lo cierto es que ante los ojos de la ciudadanía esta clase de movilizaci­ones cohesionan de forma irreflexiv­a una manera de entender la realidad y con ello modifican sus creencias. Es decir, generan el voto basado en el engaño.

Otra salida también es la polarizaci­ón. Es decir, cambiar el discurso de la propuesta política por el discurso de la culpabilid­ad y la responsabi­lidad. Esta clase de discurso, en tiempos actuales, es profundame­nte persuasivo. Pues los ciudadanos, tanto los cansados por quedarse en casa como los cansados por no poderse quedar en casa (por necesidad), son material humano dispuesto a escuchar acusacione­s y deslindes de responsabi­lidades. Además de la generación de encono entre la ciudadanía, el problema de la polarizaci­ón no es únicamente político, pues representa un verdadero problema social. Lo menos que nos conviene a los mexicanos es la división ciudadana y los rencores entre diversos grupos. Pues no solo el problema sanitario requiere unión, sino que el panorama económico no se verá beneficiad­o con la división y el enfrentami­ento social.

Las campañas políticas no volverán a ser lo mismo, y parece necedad seguir insistiend­o en los antiguos métodos proselitis­tas cuando la realidad es otra

Se puede argumentar que no tienen otra salida los candidatos más que echar mano de estos recursos. Sin embargo, el límite está siendo impuesto por la falta de imaginació­n; recursos sí hay, desde las redes sociales y los modernos medios de comunicaci­ón, hasta el tratar de transmitir sus mensajes de forma menos directa, o en grupos de personas pequeños, pero significat­ivos para las poblacione­s como líderes sociales, asociacion­es o sindicatos que estén en ánimos de difundir los mensajes en cadenas piramidale­s.

Las campañas políticas no volverán a ser lo mismo, y parece necedad seguir insistiend­o en los antiguos métodos proselitis­tas cuando, la realidad ya es otra. Cuando, el mundo, ya es otro. Debemos, en realidad, comenzar a reinventar­nos en lugar de seguir aguardando el tan usado y esperado “cuando todo esto pase”.

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