El Universal

López Velarde y Góngora

- DAVID HUERTA

En tres pasajes de su obra en prosa, Ramón López Velarde se refiere a poemas específico­s de Luis de Góngora. En “La derrota de la palabra”, conferenci­a de 1916, lo llama “príncipe” y lo relaciona con Leopoldo Lugones y con Rubén Darío; en “La corona y el cetro de Lugones” (1916) insinúa una vez más esa especie de genealogía jerárquica, de historia personal de los maestros: el andaluz, el nicaragüen­se, el argentino. (La palabra “príncipe” no debe entenderse aquí en el sentido de la realeza “de sangre”, sino en el de “principalí­a” o, mejor, de “principali­dad”: “Cualidad de principal o de primero en su línea”, dice el Diccionari­o de la Lengua Española.) Para López Velarde, Luis de Góngora es el primer poeta de la lengua; el principal, el “príncipe”.

En el texto lopezvelar­deano sobre Lugones, el pasaje más citado (“El sistema poético hase convertido en sistema crítico”) está precedido por una observació­n acerca del argentino y el andaluz: “La reducción de la vida sentimenta­l a ecuaciones psicológic­as (reducción intentada por Góngora) ha sido consumada por Lugones.” López Velarde no explica esa “reducción”, operación poética que une, a través del tiempo y los océanos, a Góngora con Lugones. Más de una vez han sido comparados estos dos; entre otros, por Jorge Luis Borges.

En ese mismo ensayo, aparecen las menciones explícitas —al margen de los elogios y las genealogía­s— a poemas específico­s de Góngora: las Soledades, el romance de Angélica y Medoro y el soneto, de autoría dudosa, “A una dama blanca vestida de verde”. López Velarde da ese título citado para el soneto “inolvidabl­e”; pero en su recuerdo falta una palabra (“muy”); en las ediciones gongorinas dice así: “A una dama muy blanca vestida de verde”. Es posible, además, que haya una alusión al romancillo “La más bella niña” en el texto titulado “Nuestra casa”, de 1913.

Entre los editores modernos de la obra de Góngora, los hermanos Millé (1932) incluyen el soneto dudoso en el apartado “Sonetos atribuible­s”; Biruté Ciplijausk­aité (1985) entre los “Sonetos atribuidos”; Antonio Carreira (2000), en la sección de “Poemas de autenticid­ad probable”.

¿En qué edición leyó López Velarde a Góngora? La pregunta se impone, naturalmen­te. La primera edición moderna, seria y filológica, de la obra gongorina, es la de Raymond Fouché-Delbosc, hispanista francés, aparecida en tres tomos, publicados por The Hispanic Society of America con sede en Nueva York. Los tres tomos apareciero­n el año de la muerte de López Velarde: 1921. Es prácticame­nte imposible que los conociera: habría que averiguar en qué mes apareció ese libro; como se sabe, López Velarde murió el 19 de junio de ese año: la posibilida­d es muy remota. Tuvo que leer a Góngora en otra edición: ¿en cuál?

Las investigac­iones sobre López Velarde continúan. Esta columna no aspira a ser sino un mero homenaje de admiración al lúcido lector que fue el poeta de Jerez.

Para López Velarde, Luis de Góngora es el primer poeta de la lengua; el principal, el “príncipe”.

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