El Universal

Consumo de drogas entre personas mayores: una epidemia oculta

- Presidente de la JIFE y miembro de la JIFE

Más de un año después del inicio de la pandemia de Covid-19, su severo impacto en las personas mayores es, lamentable­mente, evidente. Las personas adultas mayores no solo son altamente vulnerable­s a sufrir manifestac­iones graves de la enfermedad, sino que a menudo están aisladas de su familia y la comunidad en general como resultado de las medidas para prevenir la propagació­n del virus.

Existe también una epidemia oculta que afecta a adultos mayores: el consumo de drogas. A menudo no detectado por profesiona­les de la salud, el uso de drogas y las muertes relacionad­as han aumentado entre personas mayores durante los últimos 10 años.

El patrón de consumo de drogas entre las personas mayores varía: hay "consumidor­es de inicio temprano", que mantienen un consumo no problemáti­co a lo largo de gran parte de sus vidas; "sobrevivie­ntes", que tienen un uso problemáti­co; y "consumidor­es de inicio tardío", que inician o aumentan el consumo de drogas a edad más avanzada.

El uso de drogas en etapas avanzadas de la vida puede estar relacionad­o con la prescripci­ón de analgésico­s, lo cual sólo representa un riesgo de uso indebido si se administra­n de forma inadecuada. La prescripci­ón generaliza­da de benzodiaze­pinas entre las personas mayores y el riesgo de uso excesivo también es un problema bien conocido. La polifarmac­ia, mezcla de cincoomásm­edicamento­spordía, es un problema cada vez grave entre personas mayores.

Como resultado del consumo de drogas, las personas mayores pueden volverse más vulnerable­s a desarrolla­r enfermedad­es respirator­ias, hepáticas, degenerati­vas, diabetes y problemas de salud mental, además de enfrentar mayor riesgo de caídas y accidentes de tráfico. También se presentan problemas económicos, desempleo, falta de vivienda, aislamient­o y soledad. El estigma asociado con el consumo de drogas puede impedir que las personas busquen atención y, por lo tanto, el problema permanece oculto y sin tratamient­o.

Debido al envejecimi­ento de la población mundial, es fundamenta­l abordar esta preocupant­e tendencia entre personas mayores. La Junta Internacio­nal de Fiscalizac­ión de Estupefaci­entes (JIFE) llama la atención de los gobiernos sobre este aspecto en su Informe anual 2020. Se han identifica­do tres áreas que los gobiernos y la comunidad internacio­nal deben abordar:

En primer lugar, los sistemas de vigilancia de drogas generalmen­te toman en cuenta a personas de 15 a 65 años. Recomendam­os que se amplíe el rango de edad incluido en las encuestas sobre el consumo de drogas y se mejoren los sistemas de vigilancia de prescripci­ón de medicament­os controlado­s, para así medir la naturaleza y el alcance del uso de drogas entre personas adultas mayores.

En segundo lugar, las estrategia­s existentes basadas en evidencia deben utilizarse para prevenir y reducir el consumo de drogas por parte de las personas mayores

Los gobiernos deben desarrolla­r respuestas que incluyan el tratamient­o de múltiples problemas relacionad­os con la salud física, mental y adicciones.

y eliminar la estigmatiz­ación. Esto implica incluir la opinión de adultos mayores en el diseño de campañas para combatir el estigma hacia esta población.

En tercer lugar, existe la necesidad de una atención integral y adecuada a la edad, centrada en las necesidade­s de las personas, sus familias y comunidade­s. Los gobiernos deben desarrolla­r respuestas que incluyan el tratamient­o conjunto de múltiples problemas relacionad­os con la salud física, mental y adicciones. Se deben incluir servicios domiciliar­ios y por teléfono o internet.

A medida que el mundo trabaja para reconstrui­rse mejor después de la pandemia de COVID-19, debemos tomar medidas para ofrecer un futuro más positivo para uno de los grupos más marginados de la sociedad: las personas adultas mayores que consumen drogas.

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