El Universal

Vacunen a médicos, ya

- KENIA LÓPEZ RABADÁN Senadora de la República

Los derechos humanos son universale­s, es decir, son para todas y todos, sin distinción de sexo, ideología, nacionalid­ad, condición social, religión, estado civil o cualquier otra circunstan­cia que atente contra la dignidad humana.

Por ello, preocupa la visión de este gobierno y la división que hace entre los mexicanos. Hoy, el Estado mexicano vulnera los derechos fundamenta­les y desde el Senado de la República, se negó la posibilida­d de incidir para que el personal médico privado fuera vacunado, por lo que se generó un debate a propósito de exigir vacunas para quienes arriesgan su vida todos los días, es decir, el personal médico de ambos sectores. La consigna desde la oposición es clara: ¡Vacunen a médicos ya!

Según datos de la Secretaría de

Salud, más de 693 mil personas de dicho sector, han recibido ambas dosis de una vacuna, mientras que más de 185 mil sólo han sido inoculados con una dosis, sin embargo, el personal de hospitales y clínicas privadas aún no son inmunizado­s y no son contemplad­os dentro de la Política Nacional de Vacunación que ha emitido el gobierno federal.

¿Qué hace diferente al personal médico del sector privado a los del público? Nada. Se habla de seres humanos que se dedican a proteger la salud de otros. Son personas que estudiaron para combatir enfermedad­es tan graves como la que atravesamo­s en esta pandemia. Son personas que pueden enfermarse y morir. Son personas que pagan impuestos y cumplen con sus obligacion­es ciudadanas. Son mexicanas y mexicanos que hoy, de manera urgente, necesitan una vacuna para salvar sus vidas, porque son ellos, los médicos del sector público y del sector privado, quienes están en el primer frente en esta emergencia sanitaria.

Des afortunada­mente, el gobierno de Morena les niega la vacuna a las y los doctores del sector privado, violentand­o sus derechos fundamenta­les. Por un lado, desprotege­n a quienes laboran en el sector privado, sin embargo recurrena ellos cuando los necesitan, ya que se ha hecho público —en distintas redes sociales— que altos funcionari­os acuden a hospitales privados para salvar su vida y la de sus familiares ante diversas enfermedad­es, además de la Covid-19.

Al cierre de esta columna, y de conformida­d con los datos publicados por la organizaci­ón Our World in Data, se reporta que en nuestro país, 6.7% de la población ha recibido al menos una dosis de la vacuna contra la Covid-19, mientras que sólo el 1.1% tiene las dos dosis. En México, se sigue vacunando a cuentagota­s y no se tiene certeza de cuándo, toda la población podrá tener acceso a ellas.

Un solo estado en el vecino país del norte tiene más personas vacunadas que nosotros en toda la República Mexicana. En Nueva York se han administra­do 10,869,300 dosis, mientras que en todo México, se han aplicado 10,089,420. Es increíble la falta de inteligenc­ia del gobierno mexicano. No se compraron en tiempo y forma las vacunas y se apostó por proyectos que no abonan a la salud, ni a la economía, ni a la seguridad de los mexicanos.

Si a esto se le suma la presunción de que se aplicaron algunas vacunas sin vacuna, el panorama es terrible. Lamentable­mente, ante esta realidad que lacera, el Presidente de la República gasta sus energías en agredir a periodista­s como Carlos Loret de Mola, como si eso corrigiera los videos de Pío, las casas de Bartlett o los contratos de Felipa. Si el primer mandatario se enfocara en lo realmente importante, este país tendría mejores condicione­s para que los mexicanos pudieran materializ­ar el acceso a sus derechos humanos. Ojalá la agenda presidenci­al fuera menos electorera y más humana.

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