El Universal

El “viejo” Madrid y el “nuevo” Barça

- @FerCevallo­sF

La globalizac­ión del futbol a través de las redes sociales les hizo entender que eran clubes internacio­nales, traspasan fronteras con sus jugadores convertido­s en trending topic cada fin de semana, el debate, la polémica, el análisis y sus goles alimentan las conversaci­ones en Twitter, habitan en Facebook, gustan en Instagram, son la piedra angular de los directos en miles de canales en YouTube y muestran que en Twich periodista­s deportivos y gamers conviven a diario. Sin embargo, sigue siendo la televisión la que los mantiene y los sigue proyectand­o. Es el partido más visto en el mundo.

Con los deberes cumplidos en Champions tras golear al Liverpool (3-1), el Real Madrid llega con mucha moral, cansancio acumulado, defensa improvisad­a por el Covid-19 de Varane, sin el liderazgo de Ramos y con la notoria necesidad de un “galáctico”, al punto de que algún despistado habló de Vinicius Jr como si fuera Pelé —usted disculpe O Rei, cosas de milennials—. Afortunada­mente el equipo blanco mantiene la templanza de Zidane para poner a cada jugador en su lugar, previo a un duelo de vital trascenden­cia. Su centro del campo enamora y ha sido la clave de su éxito; un obrero y dos artistas, al tiempo que Casemiro es motor, Modric y Kroos crean, generan y se deleitan. Al frente Benzema, da igual quien lo acompañe, el francés encontrará cómo asociarse para resolver con clase.

El contrapeso sigue siendo Messi, el mejor jugador que se ha visto en La Liga, en Europa y quizás en la historia. Hoy más líder que nunca en un proyecto joven, capitán, referente y respaldo para los Koeman’s boys que se aferran a su “bendita pierna zurda”. Con el respeto ganado por ser leyenda blaugrana, Ronald llegó sin miedo al banquillo, volvió a los orígenes, recuperó la esencia, cambió el dibujó, encontró el equipo y se olvidó de las jerarquías; liberó a Pedri, confió en Sergiño Dest, resolvió con Mingueza, recuperó a Busquets, reconvirti­ó a de Jong y no tiene otra opción que tener fe en que el mejor Griezmann por fin aparezca. El Barcelona ilusiona a futuro y demuestra que, con dos o tres retoques de verano, seguirá compitiend­o por lo más alto.

Rivalidad histórica, soporte del futbol español y epicentro del futbol mundial, más allá del orgullo, la tradición, la grandeza y los tres puntos correspond­ientes, el título está en juego, promesa de espectácul­o. Un Clásico a todo o nada con el “viejo” Madrid y este “nuevo” Barça.

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