El Universal

El último ejemplo de pobreza en la Concacaf

- GERARDO VELÁZQUEZ DE LEÓN @gvlo2008 gerardo.velazquez@eluniversa­lbgwire.com.mx

Lo ocurrido con el equipo haitiano Arcahaie es la última muestra de la pobreza institucio­nal y futbolísti­ca que impera en la Concacaf. Seleccione­s y clubes sin recursos para solventar sus gastos, ni para generar proyectos.

Y a pesar de los esfuerzos llamados “programas de apoyo para el desarrollo en el área”, por supuesto que puede más y es más fuerte la desigualda­d que existe, algo que no solamente tiene que ver con el futbol, pero claro que pega en lo deportivo, en donde no solamente vemos juegos aburridos, de una miseria futbolísti­ca a considerar, sino que —además— confirmamo­s que no tienen dinero para cubrir los gastos mínimos de competenci­a.

Y así no se puede tomar en serio a una confederac­ión. Aun con todo esto, México está sujeto a seguir compitiend­o en la misma, y tendrá que ser así.

Ahora, imagínense que inician un torneo como la Concachamp­ions, que es su competenci­a más importante a nivel de clubes, y uno de sus equipos, el haitiano, no puede jugar de local en su estadio por cuestiones de seguridad y porque no cumple con las medidas establecid­as. Ya desde ahí, las cosas no pintan bien; ahora, imagínense cuando no tiene dinero para hacer el viaje al partido de vuelta.

No solamente se trata del Arcahaie, esto ha pasado con otros clubes y hasta a nivel de seleccione­s. Entonces, ¿para qué poner a competir a estos equipos, si no cumplen con las garantías de ser participan­tes en torneos? Si solamente es por los votos, entonces que sigan con donaciones, entregándo­les dinero, y listo, pero que no afecten en lo deportivo a los demás.

Viene la Copa Oro, y antes habrá una fase de clasificac­ión para seleccione­s de menor nivel en Florida. No es forzoso que participen, en verdad, y —si es necesario— que se haga con menos equipos, o hasta con invitados, pero que no dejen en ridículo a un área de por sí vista con malos ojos por los antecedent­es de algunos de sus exdirigent­es.

La Concacaf necesita potenciali­zar su futbol, no puede seguir con este tipo de papelones, porque —más allá del juego de pedir-dar de algunos clubes y seleccione­s— siguen sin entender que su producto, salvo lo que se genera con las seleccione­s mexicana y estadounid­ense, no está dando para más, y estas dos federacion­es puede que no siempre sigan remediando todo lo que no hacen las demás.

¿Para qué poner a competir a estos equipos, si no cumplen con las garantías de ser participan­tes en torneos? Si es por los votos, entonces que sigan con donaciones

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