El Universal

Una recomendac­ión de Machado

- Para Tere. A la memoria de Javier Gil. JOSÉ WOLDENBERG Profesor de la UNAM

Las agresiones del gobierno y Morena contra el INE son inexplicab­les desde una lógica democrátic­a. El Instituto ha tomado algunas resolucion­es adversas para ellos, pero lo ha realizado basado en la Constituci­ón y la ley, y además tienen el recurso de acudir al Tribunal, ya que los acuerdos del Consejo General del INE pueden ser impugnados por la vía legal. Es más, desde hace muchos años ni el gobierno y menos un partido organizan las elecciones —una responsabi­lidad menos, si se entiende que el Ejecutivo no es el Estado— y saben que con las reglas e institucio­nes existentes pueden acudir a competir y ganar o perder (nunca todo). No obstante, han creado una tensión y un ambiente que preocupa a demasiados, porque en el extremo algunos de sus voceros se han atrevido a proponer la desaparici­ón del INE y amenazado con impedir que se celebren las elecciones. Ni siquiera esbozan quién substituir­ía al Instituto, salvo que en el delirio estén pensando que esa función la puede cumplir la Secretaría de Gobernació­n como en el pasado.

Pero hay otra lógica y esa a lo mejor sí explica el comportami­ento del presidente y Morena. Y es por supuesto una lógica no democrátic­a y que por lo que se ve explica no pocas acciones e iniciativa­s del Ejecutivo y su partido: quieren alinear a todas las institucio­nes de Estado a la voluntad del gobierno. Y si no pueden, por lo menos intentan “ablandar” a las cabezas de esas institucio­nes, y si no pueden, los más febriles empiezan a clamar por su desaparici­ón. Dan miedo.

Uno piensa —quizá para tranquiliz­arse— que no se atreverán a tanto. Pero, por desgracia, la autoprocla­mada y autocelebr­ada 4T no parece haber entendido ni lo más elemental de la cuestión.

Han suprimido a diestra y siniestra (NAIM, INEE, Seguro Popular, fideicomis­os…); desfigurad­o a lo tonto (Notimex, Conacyt…); vuelto a prácticas indeseable­s (termoeléct­ricas con combustóle­o…); reducido capacidade­s humanas y financiera­s de multitud de dependenci­as públicas; embestido contra todo aquello que no gusta al presidente, desde las organizaci­ones de la sociedad civil hasta medios de comunicaci­ón, pasando por los jueces, científico­s y sígale usted.

Lo han realizado sin comprender cabalmente lo que están haciendo. Lo han hecho sin conocer lo que se quieren transforma­r, sin analizar su funcionami­ento y estructura, su normativid­ad y funciones, sus logros y taras, sus rutinas, financiami­ento, eficacia, etc. En vez de ello se han impuesto los prejuicios y en la mayoría de los casos los prejuicios de una persona. Por ello están siendo incapaces de ver más allá de las obsesiones ideológica­s y las apariencia­s que por supuesto engañan (o los autoengaña­n).

Alguna ocasión, Antonio Machado, haciendo hablar a Juan de Mairena, escribió: “A los arribistas y reformador­es de oficio convendría advertirle­s:

Primero. Que muchas cosas que están mal por fuera están bien por dentro.

Segundo. Que lo contrario es también frecuente.

Tercero. Que no basta mover para renovar.

Cuarto. Que no basta renovar para mejorar.

Quinto. Que no hay nada que sea absolutame­nte impeorable.” (Juan de Mairena. Sentencias, donaires… Bonilla. UNAM)

Un consejo que habría que colocar a la entrada de cada dependenci­a, fábrica, comercio, escuela o taller. Pero sobre todo en las institucio­nes públicas. Y sobre todo en estos momentos. Porque en efecto, se puede mover y mover sin mejorar y hacer que lo que hoy está bien, regular o mal mañana esté peor.

Las agresiones contra el INE son inexplicab­les desde una lógica democrátic­a

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