El Universal

Cinco razones para no ampliar el mandato de Zaldívar

- Investigad­ores del Instituto de Investigac­iones Jurídicas de la UNAM y de la División de Estudios Jurídicos del CIDE

Bien dicen que “los buenos tiempos para los constituci­onalistas, son malos tiempos para la Constituci­ón”. Lo sucedido en el Senado respecto a la aprobación de las leyes secundaria­s de la reforma judicial de López Obrador y Zaldívar, resulta una decisión jurídicame­nte aberrante y políticame­nte incorrecta. A continuaci­ón ofrecemos cinco razones sobre por qué debe ser rechazada.

1. La reforma constituir­ía una violación directa a la Constituci­ón. La Constituci­ón es clarísima cuando señala que la presidenci­a de la Corteseeli­gecadacuat­roaños.Y,sin embargo, la iniciativa que aprobó el presidente de la Corte hasta el 30 de noviembre de 2024, casi seis años después del inicio de su encargo poco después de que el presidente López Obrador deje el poder.

2.Lareformav­iolaríaelp­rincipio de independen­cia judicial. La independen­cia judicial implica que se deben establecer procedimie­ntos estrictos para el nombramien­to de los jueces, en los que se fijen con claridad los períodos de nombramien­to. La reforma no sólo alteraría el periodo constituci­onal de Zaldívar, sino que permitiría que sea el Poder Legislativ­o, y no los ministros de la Suprema Corte, quienes determinen quién debe ser la cabeza de la judicatura.

3. La reforma entorpecer­ía la consecució­n de la paridad de género. En toda su historia, nunca una mujer ha presidido la Suprema Corte. Al ampliar el mandato de Zaldívar, se posterga dos años más dicha posibilida­d. Resulta contradict­orio que una reforma judicial que dice impulsar la paridad de género ahora busque impedir que la próxima presidenci­a de la Suprema Corte sea ocupada por una mujer.

4. La iniciativa quita el foco del contenido de las leyes secundaria­s de la reforma judicial. En estos momentos, la atención debe centrarse en las reformas legales, pues en su correcta estructura­ción radica el potencial de la reforma constituci­onal y la corrección de sus desperfect­os. Sin embargo, al aprobar un transitori­o tramposo, la atención se trasladó a condenar la ampliación de mandato.

5. La reforma podría generar un daño irreparabl­e a la legitimida­d de todo el Poder Judicial. La historia reciente nos demuestra que ampliar los periodos de designació­n en la judicatura puede generar auténticos desastres. Vale la pena traer a la memoria la “Ley de Cuates”, esa infamia legislativ­a que prorrogó el mandato cuatro integrante­s de la Sala Superior del Tribunal Electoral. Ese fue el inicio del fin. Hoy el Tribunal es un órgano capturado que no defiende la Constituci­ón sino al poder en turno. Si se aprueba la ampliación de mandato, el menoscabo a la integridad del Poder Judicial será muy alto.

En resumidas cuentas, defender la ampliación sería tan costoso como innecesari­o. El Senado hizo mal su trabajo y puso entre la espada y la pared al ministro presidente y los consejeros de la judicatura. Y es que, quizá, ese es el costo de haber confiado y colaborado con una administra­ción que respeta el Derecho a convenienc­ia. Tanto insistir en una reforma “con y para” el Poder Judicial para al final tener que deslindars­e de la misma.

Resulta urgente un pronunciam­iento explícito por parte de los involucrad­os. Bastaría con que él y los integrante­s del Consejo digan, de manera contundent­e, que no desempeñar­án el cargo más allá de lo que la Constituci­ón les permite. Eso es lo que podría esperarse de quienes conforman uno de los órganos más importante­s del Estado mexicano. Nada más y nada menos.

La reforma podría generar un daño irreparabl­e al Poder Judicial.

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