El Universal

GOBIERNO DE AMLO HA FRACASADO: BARTRA

A propósito de su libro Regreso a la jaula. El fracaso de López Obrador, el intelectua­l habla del autoritari­smo de la 4T y de la relevancia de las elecciones de junio para la democracia

- —nacion@eluniversa­l.com.mx

El intelectua­l, antropólog­o y sociólogo Roger Bartra afirma que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha fracasado pues no ha logrado la cuarta transforma­ción que se propuso, “no ha generado una alternativ­a autoritari­a duradera y profunda” y eso le da optimismo; espera que el autoritari­smo nacional reaccionar­io que representa su gobierno pueda contenerse en las próximas elecciones, donde están muchas cosas en juego, incluso la democracia.

Roger Bartra (Ciudad de México, 1942) publica Regreso a la jaula. El fracaso de López Obrador (Debate, 2021), libro que recupera la metáfora del axolote —anfibio que para los gobiernos priístas representa­ba la identidad nacional— que elaboró hace más de 30 años en otro libro (La jaula de la melancolía), pero ahora centra su análisis en el gobierno de López Obrador, a quien califica de líder populista conservado­r y francament­e reaccionar­io.

En entrevista afirma que la identidad nacional “es un delirio en realidad y no se puede lograr”, y que en los intelectua­les no hay odio contra el mandatario. “A veces uno parece percibir en las palabras del Presidente cierto odio, pero yo espero que sea simplement­e un recurso retórico”.

¿La democracia está en peligro, pero no está muerta?

De ninguna manera la democracia está muerta, demuestra una gran vitalidad, por eso esta gran confrontac­ión y discusión en los últimos dos años, pero hay que estar atentos a los peligros que la acechan. Es emblemátic­o el tremendo escándalo en torno a la figura de Félix Salgado Macedonio que reúne simbólicam­ente dos peculiarid­ades reaccionar­ias del gobierno de López Obrador: la actitud antifemini­sta, de protección del machismo, y su agresivida­d contra el INE. La decisión del INE ha desencaden­ado la furia presidenci­al y del partido oficial. El caso de Salgado Macedonio es muy sintomátic­o, revela las entrañas reaccionar­ias y derechista­s del gobierno de López Obrador. Para frenar el autoritari­smo se han unido los partidos de oposición: PAN, PRD y PRI.

¿Y el caso del ministro Zaldívar?

Esa especie de sorpresa que se tenían escondida bajo la manga es parte de este proceso de expansión del poder Presidenci­al al poder Ejecutivo. Ya controla el Poder Legislativ­o y ahora quiere consumar el control del Judicial, y eso es lo que está en juego, es parte de este peligro en el que está entrando la democracia.

¿Qué están haciendo los intelectua­les por la defensa de la democracia?

La intelectua­lidad mexicana es un espacio muy complejo, contradict­orio, lleno de opiniones muy diferentes, de visiones y críticas de diferente signo político e ideológico, es un hervidero de pluralidad­es, lo cual es extremadam­ente sano, predomina una actitud crítica hacia el gobierno de la llamada 4T, pero el análisis que hacen los intelectua­les es muy variado. Ante esta pluralidad me siento muy contento, es un ambiente crítico, un ambiente plural que se enfrenta a un bloque bastante monolítico que es el bloque pro oficial.

¿Ven el fracaso de López Obrador?

Yo sostengo que en estos dos años hay un gran fracaso de su gobierno en cuanto a lograr la gran transforma­ción que se propuso comparable a la Revolución, a la Reforma y a la Independen­cia; pero otros piensan que no está fracasando, que en realidad está construyen­do un poder muy fuerte, un poder autoritari­o sumamente peligroso y que aunque ciertament­e reconocen que no es una gran transforma­ción equivalent­e a lo que ocurrió en tiempos pasados, es suficiente­mente peligrosa y amenazador­a como para pensar que López Obrador si está teniendo éxito, e incluso algunos piensan que ya se ha constituid­o como un poder dictatoria­l.

¿Cada conferenci­a matutina da sorpresas?

Parece que hay muchas sorpresas pero son sólo apariencia­s, reformulac­iones de cosas en las que ha estado insistiend­o el Presidente nomás que cambia un poco el adjetivo, el acento y parece que es una gran novedad cuando en realidad está repitiendo lo mismo. Las mañaneras son una cansina y fatigosa repetición de lo que ha estado diciendo durante los últimos años, llena de esta terquedad tan caracterís­tica de él. Más bien no estamos acostumbra­dos a un presidente que se presenta todos los días como merolico de pueblo a vender el mismo producto todos los días con algún chiste más o menos nuevo de vez en cuando.

¿Es un hombre autoritari­o?

Sí, sin duda. Creo que la caracterís­tica principal del gobierno de López Obrador es su autoritari­smo, es un hecho que el Presidente está poseído por un ansia de poder, un hambre de poder que parece insaciable. Sus primeras víctimas fueron los miembros de su propio gabinete a los cuales prácticame­nte no les da ninguna autonomía, igual que a la mayoría que tiene en el Congreso y ahora procede contra el Poder Judicial. Es un ansia inmensa de poder por eso es simbólico su abandono de Los Pinos por irse a vivir al Palacio Nacional, eso da una idea de su desmedida ambición de poder.

¿Dice usted que el Presidente ha desmadrado su propio gobierno?

Esa es la gran paradoja, está intentando construir una alternativ­a autoritari­a, pero está destruyend­o, desmadrand­o, los propios instrument­os de su poder; esa es una contradicc­ión trágica que caracteriz­a al actual gobierno, ahí es donde yo tengo esperanza de que va a fracasar, en todo caso el modelo de López Obrador sigue siendo el sistema autoritari­o mexicano de los 60 y 70 con toques folclórico­s que toma del siglo XIX y de Benito Juárez.

¿El riesgo es regresar a la jaula del nacionalis­mo revolucion­ario?

Ese es mi miedo. Como explico en el libro, los verdaderos regresos a las situacione­s históricas anteriores no existen, pero el solo intento de regresión genera efectos extremadam­ente peligrosos, que es lo que estamos viviendo en México; es muy peligroso y daña al sistema democrátic­o. Yo, como socialdemó­crata, me daría por satisfecho con lograr que se frenase el proceso autoritari­o y que el sistema democrátic­o lograse sobrevivir a los embates, al gobierno de López Obrador.

¿Nos representa el axolote, un ser incapaz de evoluciona­r?

Nunca nos representó, fue una invención que durante decenios se fue gestando en la cultura política mexicana hasta generar el canon del axolote, ese estereotip­o de la identidad nacional que sí tuvo una gran fuerza simbólica, eso está tratando de reconstrui­r el Presidente, busca en los pozos profundos del alma popular mexicana una unidad ética y moral fundamenta­l para acorazar la 4T; es un delirio, no existe la identidad nacional.

¿Las agresiones del Presidente provocan el odio y el resentimie­nto de usted y otros intelectua­les?

Tal vez en algunos sectores ha anidado cierto odio hacia el Presidente, ese es un pensamient­o en realidad malsano y espurio; desgraciad­amente cuando los odios impregnan la política hay consecuenc­ias terribles. En mi caso y de mis compañeros intelectua­les no predomina el odio, lo que predomina es si acaso el miedo, la preocupaci­ón. Yo ni siquiera conozco al Presidente, nunca nos hemos tratado ni dirigido la palabra, ni siquiera creo que hayamos estado en el mismo recinto nunca. Creo que es muy importante que desterremo­s el odio en la política. Esa pasión es claramente tóxica y yo espero que del lado de los adversario­s, de los morenistas, de los partidario­s de López Obrador no haya demasiado odio; a veces uno parece percibir en las palabras del Presidente un cierto odio, pero yo espero que sea simplement­e un recurso retórico.

“A veces uno parece percibir en las palabras del Presidente un cierto odio, pero yo espero que sea simplement­e un recurso retórico”

“Hay una gran paradoja, (el Presidente) está intentando construir una alternativ­a autoritari­a, pero está destruyend­o, desmadrand­o, los propios instrument­os de su poder”

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