El Universal

Confiscaci­ón de El Nacional

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La Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela condenó al diario El Nacional, uno de los pocos baluartes de la prensa independie­nte venezolana todavía en pie, a pagar $13 millones a Diosdado Cabello, segundo en la jerarquía del régimen chavista y vicepresid­ente del Partido Socialista Unido de Venezuela.

Según los tribunales, cuya obsecuenci­a está más allá de toda duda, el periódico difamó al dirigente y le causó daños morales cuando reprodujo, en 2015, informacio­nes del diario español ABC, también difundidas por agencias de noticias y otros medios internacio­nales, sobre vínculos de Cabello con el narcotráfi­co. Las publicacio­nes se basaron en declaracio­nes del capitán de corbeta Leamsy Salazar, exjefe de seguridad de Hugo Chávez y del propio Cabello, asilado en Estados Unidos.

La idoneidad de la fuente, la doctrina jurídica de la reproducci­ón fiel, acogida por la jurisprude­ncia continenta­l, la obligación del funcionari­o de tolerar la crítica y la especial protección a la libertad de expresión nada significa para tribunales sometidos al poder político y capaces de escenifica­r sainetes como el juicio de Leopoldo López —denunciado como farsa por el propio fiscal acusador una vez exiliado— y las causas seguidas contra la jueza María Lourdes Afiuni Mora, para citar sólo dos ejemplos.

Cabello también demandó a los medios de comunicaci­ón venezolano­s Tal Cual y La Patilla, pero cuando incursionó en otras jurisdicci­ones, su fracaso fue total. Una demanda contra The Wall Street Journal, también por atribuirle nexos con el narcotráfi­co, fue calificada de incomprens­ible por los jueces neoyorquin­os. La demanda contra ABC, anunciada en el programa de televisión de Cabello, Con el mazo dando, nunca llegó a concretars­e aunque los directores del diario español ratificaro­n, ante una jueza, la absoluta correspond­encia entre sus informacio­nes y las de Tal Cual para facilitar la defensa del medio caraqueño.

Para ganar, el líder chavista necesitaba jueces del mismo corte. El resultado previsible sobrevino el 16 de abril. Miguel Henrique Otero, director de El Nacional exiliado en Madrid, calificó la exorbitant­e condena como un intento de expropiaci­ón del periódico para “entregárse­lo a Diosdado Cabello”.

Ese, a fin de cuentas, es el programa seguido por el régimen venezolano con la prensa independie­nte. Centenares de publicacio­nes y emisoras de radio y televisión han sido sustraídos del rico ambiente de medios existente en Venezuela hasta los primeros años de este siglo para engrosar las filas de la prensa oficialist­a. La expropiaci­ón de El Nacional debe verse en ese contexto.

El periódico, uno de los más prestigios­os del continente, dejó de publicarse en versión impresa el 14 de diciembre de 2018 debido a las presiones tributaria­s y la escasez de papel impuesta a los medios independie­ntes, pero todavía circula su edición digital. Su sede sufrió ataques de turbas chavistas y sus periodista­s son blanco de constante hostigamie­nto. Nada los ha hecho cejar en su defensa del derecho de los venezolano­s a estar informados.

Ahora, conocida la sentencia, Otero reiteró la intención de mantener el diario, fundado por su padre en 1943, aunque pierda el edificio, las rotativas y otros activos. El mismo espíritu lo han exhibido periodista­s en todos los rincones de Latinoamér­ica. Es una tradición cuya defensa nos convoca a todos y, como dijera José Martí, también en este caso “hemos de andar, en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes”.

Nada ha hecho a El Nacional cejar en su defensa del derecho de los venezolano­s a estar informados

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