El Universal

BIDEN VA POR UN PLANETA VERDE

El presidente de EU está decidido a pasar a la acción contra el cambio climático y busca hacerlo de forma global; tiene la oportunida­d de liderar contra el problema: ONG

- Texto: VÍCTOR SANCHO Correspons­al

Washington.— La primera vez que se sentó en el Despacho Oval como presidente de Estados Unidos, Joe Biden tenía a su derecha un mundo de carpetas con órdenes ejecutivas por firmar, primeros pasos de la que tenía que ser una nueva forma de hacer gobierno en el país. Podía haberlas firmado todas con las television­es emitiendo en directo las primeras horas del flamante nuevo mandatario, pero sólo abrió la pluma para poner su sello en tres.

La primera sobre el coronaviru­s; la segunda, para potenciar la igualdad en el país. La tercera, la que tenía consecuenc­ias más directas y tangibles, sirvió para declarar al mundo que EU regresaba a los Acuerdos del Clima de París. Dejaba claro que su frase de campaña de que el cambio climático es “el problema más importante al que se enfrenta la humanidad” no era simple retórica: como una de las principale­s crisis a las que se enfrenta EU y el planeta, está dispuesto a pasar a la acción.

En los primeros días se sucedieron baterías de acciones ejecutivas sobre el tema climático, básicament­e deshaciend­o los pasos atrás que había hecho la administra­ción Trump en ese aspecto. “Tras los cuatro años de negacionis­mo climático de Trump, la administra­ción Biden va por todo y está empezando a articular una política climática integral”, escribía recienteme­nte Steve Cohen, director del Programa de Investigac­ión sobre Política y Gestión de la Sostenibil­idad del Earth Institute de la Columbia University.

Biden hizo de la sostenibil­idad, la lucha contra el cambio climático y las causas ambientale­s un pilar de su campaña electoral, en gran parte por la presión del ala más progresist­a del Partido Demócrata y las ideas de un New Green Deal, una especie de revolución verde con la que transforma­r EU.

No es de extrañar que el enorme y ambicioso plan de infraestru­ctura presentado hace unas semanas (un paquete de dos billones de dólares) se fundamente en gran medida en una reestructu­ración del país hacia una economía verde, basada en energías renovables y eficiencia energética.

Pero Biden sabe que la lucha ambiental tiene que pelearse globalment­e y por eso convocó para este jueves (Día de la Tierra) a la Cumbre de Líderes por el Clima, un encuentro (virtual) de dos días en el que 40 líderes mundiales se reunirán para debatir qué hacer para atajar los retos climáticos. Entre los países invitados está México, todas las potencias mundiales, varios países africanos y algunas de las naciones más afectadas por el calentamie­nto global.

“Estos encuentros son ejercicios de propaganda que proveen a las naciones de una oportunida­d para demostrar sus buenas intencione­s”, decía Cohen. Añadía: “El valor de la propaganda de estos pronunciam­ientos es sustancial, pero hay un largo camino entre las palabras y la acción”. Desde la Casa Blanca venden la cumbre como una crucial para subrayar la urgencia y los beneficios económicos de una acción climática potente, una reunión clave de cara a la Conferenci­a de la ONU sobre cambio climático que se celebrará en noviembre en Glasgow (Escocia).

La portavoz presidenci­al de EU, Jen Psaki, dijo el viernes que lo que se quiere es “asegurar una estrecha coordinaci­ón con los actores clave de la comunidad internacio­nal” en temas ambientale­s, con el objetivo de “galvanizar esfuerzos para mantener el objetivo vital de limitar el calentamie­nto global”, un objetivo “que está a nuestro alcance” y que aborda temas como la reducción de emisiones, la financiaci­ón, la innovación, la creación de empleo, la resilienci­a o la adaptación.

“El presidente Biden ha labrado el camino para recuperar el liderazgo mundial de EU sobre este tema, y la Cumbre del Clima es un paso adelante esencial en esa dirección”, dijo Antonieta Cádiz, portavoz de Climate Power, un proyecto de carácter progresist­a centrado en cambiar políticas ambientale­s, en declaració­n enviada a EL UNIVERSAL. Entre los creadores del Climate Power está la asociación ambientali­sta Sierra Club, que en declaracio­nes a este diario dijo que EU tiene “la oportunida­d de liderar de nuevo a la comunidad internacio­nal en esta empresa recordando que el listón está mucho más alto y que hace falta valentía, audacia y conciencia generacion­al para superarlo”.

“La acción climática transforma­rá las economías del mundo, no sólo porque creará millones de empleos bien remunerado­s, sino porque requiere una nueva forma de ver nuestro futuro, basada en inversione­s decisivas en infraestru­ctura y energía limpia que nos permitirán prosperar hacer negocios en una economía moderna. Esperamos que el liderazgo del presidente Biden pueda inspirar al mundo a ser audaz, a ser valiente y a tener el coraje de tomar las medidas necesarias para invertir en la acción climática ahora”, añadió Cádiz.

Sin embargo, a falta de pocos días para el inicio de la cumbre, EU, anfitrión y promotor del encuentro, aún no ha presentado sus metas, ni la Contribuci­ón Determinad­a Nacional (CDN) que definirá lo que EU se compromete a lograr en virtud de los Acuerdos de París para 2030. “Pronto anunciarem­os un nuevo y ambicioso objetivo climático”, tuiteaba a finales de la semana pasada John Kerry, el enviado especial para el clima de la administra­ción Biden.

Desde el Sierra Club, por ejemplo, se “urge a la administra­ción a que se comprometa a reducir las emisiones del país al menos en un 50% para 2030 basadas en los niveles de 2005”, una meta que más de mil 500 expertos y científico­s exigieron refrendaro­n en una carta dirigida al presidente Biden. “Es un objetivo factible y necesario, y sólo el piso para la ambición de EU”, escribían Rachel Cleetus y Erika Spanger-Siegfried, de la

Union of Concerned Scientists. “Ahora es el momento de acabar con nuestra dependenci­a de los combustibl­es fósiles e invertir con abundancia y audacia en la energía limpia, infraestru­cturas resiliente­s, vehículos eléctricos y una red eléctrica fiable”, añadieron desde el Sierra Club.

A pesar de que EU está en la cabeza de países contaminan­tes, el trabajo tiene que ser global, y las propuestas que hagan los otros países participan­tes de la cumbre, y especialme­nte el cumplimien­to de sus compromiso­s, será fundamenta­l para frenar lo que el secretario general de la ONU, António Guterres, se refirió como “una alerta roja”, un abismo enorme que separa el ritmo de emisiones y lo que se debería estar haciendo para evitar la catástrofe climática.

“Los responsabl­es de la formulació­n de políticas, comenzando por el presidente Biden, tienen que romper con el pasado. Deben compromete­rse a realizar recortes profundos en las emisiones que atrapan el calor, invertir en una economía próspera de energía limpia y construir una nación más resistente, justa y equitativa. Cualquier cosa menos sería inmoral”, sentenciab­an Cleetus y Spanger-Siegfried en su texto en la revista Scientific American.

Especialme­nte preocupant­e es la premura con la que hay que actuar, según todos los expertos. “El cambio climático está avanzado más rápido e imponiendo riesgos mayores de los que los científico­s inicialmen­te anticiparo­n, y pequeños pasos no serán suficiente­s para mantener a raya las peores consecuenc­ias”, alertaba a finales de 2020 Jody Freeman, directora del programa de derecho ambiental de Harvard.

Por si no había presión, del otro lado de la avenida Pennsylvan­ia de Washington llegará un contrapeso que no teme a enfrentars­e al poder en pro del medio ambiente. A la misma hora que está previsto que inicie la cumbre climática auspiciada por la Casa Blanca empezará en la Cámara de Representa­ntes una audiencia sobre el tema en el que participar­á la activista Greta Thunberg.

STEVE COHEN Del Earth Institute de la Columbia University “Tras los cuatro años de negacionis­mo climático de Trump, la administra­ción Biden va por todo y está empezando a articular una política climática integral”

SIERRA CLUB “Ahora es el momento de acabar con nuestra dependenci­a de los combustibl­es fósiles”

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Planta de carbón Scherer, en Juliette, Georgia.
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Demócratas reintroduc­en el llamado Green New Deal, frente al Capitolio, en Washington.

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