BIDEN VA POR UN PLANETA VERDE
El presidente de EU está decidido a pasar a la acción contra el cambio climático y busca hacerlo de forma global; tiene la oportunidad de liderar contra el problema: ONG
Washington.— La primera vez que se sentó en el Despacho Oval como presidente de Estados Unidos, Joe Biden tenía a su derecha un mundo de carpetas con órdenes ejecutivas por firmar, primeros pasos de la que tenía que ser una nueva forma de hacer gobierno en el país. Podía haberlas firmado todas con las televisiones emitiendo en directo las primeras horas del flamante nuevo mandatario, pero sólo abrió la pluma para poner su sello en tres.
La primera sobre el coronavirus; la segunda, para potenciar la igualdad en el país. La tercera, la que tenía consecuencias más directas y tangibles, sirvió para declarar al mundo que EU regresaba a los Acuerdos del Clima de París. Dejaba claro que su frase de campaña de que el cambio climático es “el problema más importante al que se enfrenta la humanidad” no era simple retórica: como una de las principales crisis a las que se enfrenta EU y el planeta, está dispuesto a pasar a la acción.
En los primeros días se sucedieron baterías de acciones ejecutivas sobre el tema climático, básicamente deshaciendo los pasos atrás que había hecho la administración Trump en ese aspecto. “Tras los cuatro años de negacionismo climático de Trump, la administración Biden va por todo y está empezando a articular una política climática integral”, escribía recientemente Steve Cohen, director del Programa de Investigación sobre Política y Gestión de la Sostenibilidad del Earth Institute de la Columbia University.
Biden hizo de la sostenibilidad, la lucha contra el cambio climático y las causas ambientales un pilar de su campaña electoral, en gran parte por la presión del ala más progresista del Partido Demócrata y las ideas de un New Green Deal, una especie de revolución verde con la que transformar EU.
No es de extrañar que el enorme y ambicioso plan de infraestructura presentado hace unas semanas (un paquete de dos billones de dólares) se fundamente en gran medida en una reestructuración del país hacia una economía verde, basada en energías renovables y eficiencia energética.
Pero Biden sabe que la lucha ambiental tiene que pelearse globalmente y por eso convocó para este jueves (Día de la Tierra) a la Cumbre de Líderes por el Clima, un encuentro (virtual) de dos días en el que 40 líderes mundiales se reunirán para debatir qué hacer para atajar los retos climáticos. Entre los países invitados está México, todas las potencias mundiales, varios países africanos y algunas de las naciones más afectadas por el calentamiento global.
“Estos encuentros son ejercicios de propaganda que proveen a las naciones de una oportunidad para demostrar sus buenas intenciones”, decía Cohen. Añadía: “El valor de la propaganda de estos pronunciamientos es sustancial, pero hay un largo camino entre las palabras y la acción”. Desde la Casa Blanca venden la cumbre como una crucial para subrayar la urgencia y los beneficios económicos de una acción climática potente, una reunión clave de cara a la Conferencia de la ONU sobre cambio climático que se celebrará en noviembre en Glasgow (Escocia).
La portavoz presidencial de EU, Jen Psaki, dijo el viernes que lo que se quiere es “asegurar una estrecha coordinación con los actores clave de la comunidad internacional” en temas ambientales, con el objetivo de “galvanizar esfuerzos para mantener el objetivo vital de limitar el calentamiento global”, un objetivo “que está a nuestro alcance” y que aborda temas como la reducción de emisiones, la financiación, la innovación, la creación de empleo, la resiliencia o la adaptación.
“El presidente Biden ha labrado el camino para recuperar el liderazgo mundial de EU sobre este tema, y la Cumbre del Clima es un paso adelante esencial en esa dirección”, dijo Antonieta Cádiz, portavoz de Climate Power, un proyecto de carácter progresista centrado en cambiar políticas ambientales, en declaración enviada a EL UNIVERSAL. Entre los creadores del Climate Power está la asociación ambientalista Sierra Club, que en declaraciones a este diario dijo que EU tiene “la oportunidad de liderar de nuevo a la comunidad internacional en esta empresa recordando que el listón está mucho más alto y que hace falta valentía, audacia y conciencia generacional para superarlo”.
“La acción climática transformará las economías del mundo, no sólo porque creará millones de empleos bien remunerados, sino porque requiere una nueva forma de ver nuestro futuro, basada en inversiones decisivas en infraestructura y energía limpia que nos permitirán prosperar hacer negocios en una economía moderna. Esperamos que el liderazgo del presidente Biden pueda inspirar al mundo a ser audaz, a ser valiente y a tener el coraje de tomar las medidas necesarias para invertir en la acción climática ahora”, añadió Cádiz.
Sin embargo, a falta de pocos días para el inicio de la cumbre, EU, anfitrión y promotor del encuentro, aún no ha presentado sus metas, ni la Contribución Determinada Nacional (CDN) que definirá lo que EU se compromete a lograr en virtud de los Acuerdos de París para 2030. “Pronto anunciaremos un nuevo y ambicioso objetivo climático”, tuiteaba a finales de la semana pasada John Kerry, el enviado especial para el clima de la administración Biden.
Desde el Sierra Club, por ejemplo, se “urge a la administración a que se comprometa a reducir las emisiones del país al menos en un 50% para 2030 basadas en los niveles de 2005”, una meta que más de mil 500 expertos y científicos exigieron refrendaron en una carta dirigida al presidente Biden. “Es un objetivo factible y necesario, y sólo el piso para la ambición de EU”, escribían Rachel Cleetus y Erika Spanger-Siegfried, de la
Union of Concerned Scientists. “Ahora es el momento de acabar con nuestra dependencia de los combustibles fósiles e invertir con abundancia y audacia en la energía limpia, infraestructuras resilientes, vehículos eléctricos y una red eléctrica fiable”, añadieron desde el Sierra Club.
A pesar de que EU está en la cabeza de países contaminantes, el trabajo tiene que ser global, y las propuestas que hagan los otros países participantes de la cumbre, y especialmente el cumplimiento de sus compromisos, será fundamental para frenar lo que el secretario general de la ONU, António Guterres, se refirió como “una alerta roja”, un abismo enorme que separa el ritmo de emisiones y lo que se debería estar haciendo para evitar la catástrofe climática.
“Los responsables de la formulación de políticas, comenzando por el presidente Biden, tienen que romper con el pasado. Deben comprometerse a realizar recortes profundos en las emisiones que atrapan el calor, invertir en una economía próspera de energía limpia y construir una nación más resistente, justa y equitativa. Cualquier cosa menos sería inmoral”, sentenciaban Cleetus y Spanger-Siegfried en su texto en la revista Scientific American.
Especialmente preocupante es la premura con la que hay que actuar, según todos los expertos. “El cambio climático está avanzado más rápido e imponiendo riesgos mayores de los que los científicos inicialmente anticiparon, y pequeños pasos no serán suficientes para mantener a raya las peores consecuencias”, alertaba a finales de 2020 Jody Freeman, directora del programa de derecho ambiental de Harvard.
Por si no había presión, del otro lado de la avenida Pennsylvania de Washington llegará un contrapeso que no teme a enfrentarse al poder en pro del medio ambiente. A la misma hora que está previsto que inicie la cumbre climática auspiciada por la Casa Blanca empezará en la Cámara de Representantes una audiencia sobre el tema en el que participará la activista Greta Thunberg.
STEVE COHEN Del Earth Institute de la Columbia University “Tras los cuatro años de negacionismo climático de Trump, la administración Biden va por todo y está empezando a articular una política climática integral”
SIERRA CLUB “Ahora es el momento de acabar con nuestra dependencia de los combustibles fósiles”