ANTÓNIO GUTERRES
“La eliminación gradual del carbón en el sector eléctrico es el paso más importante para alcanzar objetivos clave que limiten el calentamiento global”
Ha llegado el momento, en este año crucial para la humanidad, de emprender una acción climática enérgica. La conclusión de la ciencia, aceptada mundialmente, es irrefutable: para evitar que la crisis climática se convierta en una catástrofe permanente, debemos limitar el calentamiento global a 1.5 grados centígrados.
Para ello, debemos lograr que a mediados de siglo las emisiones netas de gases de efecto invernadero sean de valor cero. Un grupo de países que representan aproximadamente dos tercios de la economía mundial ya se han comprometido a hacerlo. Es un indicio alentador, pero necesitamos urgentemente que todos los países, ciudades, empresas e instituciones financieras se unan a esa coalición y adopten planes concretos para la transición a emisiones netas cero.
Aún más urgente es que los gobiernos respalden esa ambición a largo plazo con la adopción de medidas concretas ahora, en un momento en que se están movilizando billones de dólares para superar la pandemia de Covid-19. La revitalización de las economías es nuestra oportunidad de reconfigurar nuestro futuro.
El mundo ya cuenta con un sólido marco para la acción: el Acuerdo de París, en el que todos los países se comprometieron a establecer sus propios planes nacionales de acción climática y a reforzarlos cada cinco años.
Los nuevos planes nacionales deben reducir la contaminación global por gases de efecto invernadero en al menos 45% para 2030 con respecto a los niveles de 2010. En los próximos meses, empezando por la Cumbre de Líderes organizada por Estados Unidos, los gobiernos deben ampliar drásticamente sus aspiraciones, especialmente los países con más emisiones, que son los responsables en mayor medida de la crisis.
La eliminación gradual del carbón del sector eléctrico es el paso más importante para alcanzar el objetivo de 1.5 grados. La adopción inmediata de medidas para eliminar el combustible fósil más sucio y contaminante de los sectores energéticos ofrece a nuestro mundo una oportunidad.
El consumo mundial de carbón para generar electricidad debe reducirse para 2030 en 80% por debajo de los niveles de 2010. Eso significa que las economías desarrolladas deben comprometerse a eliminar el carbón para 2030 y que los demás países deben hacerlo para 2040.
Debemos liberar el enorme potencial de las mujeres y las niñas para impulsar la transformación, incluso como participantes en igualdad de condiciones en la gobernanza y la adopción de decisiones.
Los países que menos han contribuido al cambio climático son los que sufren muchos de los peores efectos. Muchas pequeñas naciones insulares simplemente dejarán de existir si no intensificamos la respuesta. Los países desarrollados deben cumplir sus compromisos de aportar y movilizar 100 mil millones de dólares anuales para:
—Duplicar los niveles actuales de financiación para el clima;
—Dedicar la mitad de la financiación para el clima a la adaptación;
—Poner fin a la financiación internacional del carbón; y
—Desviar las subvenciones de los combustibles fósiles a las energías renovables.
La Cumbre del G7 que se celebrará en junio es una oportunidad para que los países más ricos del mundo den un paso adelante y asuman los compromisos financieros necesarios que garanticen el éxito de la COP26.
Animo a los jóvenes de todo el mundo a que sigan alzando la voz para responder al cambio climático... El tiempo se agota y hay mucho trabajo por delante; no es momento de levantar la bandera blanca y darse por vencidos. Las Naciones Unidas seguirán enarbolando su bandera azul, símbolo de solidaridad y esperanza. En este Día de la Tierra y en los meses cruciales que se avecinan, insto a todas las naciones y a todos los pueblos a que asuman juntos los desafíos de este momento.
Las economías desarrolladas deben comprometerse a eliminar el carbón para 2030 y los demás países deben hacerlo para 2040