DAN REALISMO A MANK
Mank, la nueva película de David Fincher, logró viajar a los años 30 y 40 gracias a manos mexicanas que digitalmente reemplazaron elementos reales, como el pasto de algunas secuencias o, bien, agregando cosas como el letrero de un estudio hollywoodense o el fuego con el que interactúan los personajes. Alrededor de una decena de connacionales de la compañía Ollin VFX, liderados por Yabin Morales y Armando Ricalde, trabajaron de marzo a agosto pasados para hacer la realidad del filme que el domingo competirá por 10 premios Oscar, entre ellos, Mejor película. “Son elementos que no se ven porque no es una bomba que está estallando tipo la película Avengers, pero sí cosas muy precisas que requieren trabajo; Fincher es muy cuidadoso, lo que para los mortales es insigficante, como los rayones en un vidrio de auto, para él no, entonces hay que quitarlos digitalmente, cuadro por cuadro”, indica Yabin. “Fincher grabó escenas en un campo, pero el pasto está muy sucio, entonces tuvimos que reemplazarlo porque él quería que pareciera campo de golf, parejito, cuidado; también hubo mucha extensión de
set, como un estudio de los viejitos, de los primeros en haber y se hizo digitalmente y en 3D para que embone con lo real”, agrega. El equipo tenía que hacer investigación de cómo eran las cosas en esa época, valiéndose de fotos. Ollin VFX ya sabe de lo cuidadoso que es Fincher en sus trabajos, pues con él han trabajado desde Zodiaco (2007), siguiendo con El curioso caso de Benjamin Button, La chica del dragón tatuado, House of cards, Perdida y Midhunter. “La comunicación fue un reto por la pandemia: nadie se llevó una computadora con las que trabajamos a casa, sino que con cualquiera se entraba a una red privada virtual porque ninguna imagen podía salir del estudio”, recuerda Ricalde. En total, trabajaron en 231 shots, es decir, planos del filme que sólo salió por plataforma streaming. Protagonizada por Gary Oldman, cuenta la historia de cómo se escribió Ciudadano Kane, clásico que en 1941 dirigió Orsol Welles. “La gente no sabe que hay muchos artistas en una película, es como el departamento de audio, que trabaja horas y la gente sólo escucha una explosión”, dice Yabin.