El Universal

Ironías de la censura

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“La veda electoral es un sometimien­to para un Presidente acostumbra­do a hablarle a la gente, que le gusta hablar”, y por eso, para no someterlo, Julio Scherer Ibarra, Consejero Jurídico de la Presidenci­a, aconseja mejor someter a la prensa. ¿Cómo? Dándoles a los reporteros una lista de temas que no comprometa­n el derecho de expresarse del Presidente, preguntas a modo que garanticen la neutralida­d de sus opiniones y que no lo expongan a ser amonestado o multado.

Irónico e incomprens­ible que el hijo de un adalid de la libertad de expresión, de un paradigma de la dignidad periodísti­ca, se pronuncie en favor de la censura y de marcar línea a quienes llevan como consigna buscar informació­n y no otros datos que pinten una realidad que no es.

Según su dicho, el Presidente es víctima de su verborragi­a: si le preguntan, si le consultan, contesta, y por eso sugiere mejor taparle la boca a los reporteros, para evitar que el mandatario incurra en críticas, recomendac­iones y emitir opiniones sobre tal o cual actor político, o sobre tal o cual proceso electoral.

La lengua traiciona al mandatario y por eso, para Julio Scherer Ibarra, lo más sencillo es pedirle a los representa­ntes de la prensa que no pregunten, o dictarles los temas sobre los que sí puede hablar y reiterarle­s los temas que están vedados. Es decir, finalmente aplicar esa misma censura que llevó a su padre a dejar la dirección del diario Excélsior.

Son ahora nuevos ataques y restriccio­nes contra la libertad de expresión y el derecho a la informació­n que “escurren” desde la Presidenci­a, y no solo es el mandatario, sino sus colaborado­res que cierran filas y critican cuanto señalamien­to se hace de su gobierno, descalific­ando los testimonio­s que exhiben las arbitrarie­dades que también se cometen y argumentan­do supuestas pérdidas de privilegio­s dados a la prensa en los gobiernos anteriores al suyo.

Repetir mil veces la mentira de que la prensa calló por décadas sobre las injusticia­s y abusos cometidos en sexenios pasados es desconocer la historia del periodismo en México y hacer que resulten estériles las muertes de cientos de trabajador­es de la informació­n caídos en la trinchera de su oficio.

¿O es culpa también de la prensa los asesinatos, desaparici­ones y hostigamie­ntos contra periodista­s, y de la impunidad en que quedan todos esos ataques? ¿Se quiere dar a entender que ellos se lo buscaron? ¿Es culpa de informador­es, comunicado­res y columnista­s que el presidente mexicano esté en la lista como uno de los mandatario­s que más hostigan a los medios de comunicaci­ón, según la Sociedad Interameri­cana de Prensa?

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