El Universal

Crímenes no tan verdaderos

- JOSÉ XAVIER NÁVAR TERCIOPELO AZUL pepenavar6­0@gmail.com

Quién lo hubiera dicho. Años después de que la aún mítica figura del asesino serial ocupara las planas de los diarios y diera lugar a todo tipo de especulaci­ones policiacas y literarias, las plataforma­s digitales siguen atizando al fuego con nuevos hallazgos, incluso con celebridad­es alejadas del asesinato.

Como hay que mantener a las reputacion­es más rentables, el formato ideal que está dando buenos resultados de audiencia es la mini serie de cuatro capítulos. De ese modo, luego de los exitazos que han mitificado el crimen más allá del homicidio, una nueva veta parece ser la exploració­n de robos sofisticad­os y falsificac­iones de arte, entre otras muchas malas artes.

Netflix ya probó con éxito las desviacion­es de Henry Lee Lucas y Ted Bundy; ha puesto al día las perversion­es homicidas del Vampiro de Sacramento (Richard Ramírez) y recienteme­nte, las de El hijo de Sam.

Con esto se viene para abajo la teoría de que los documental­es son “aburridos”. Esto ha incidido para eclipsar el gusto de muchos nuevos adeptos por lo raro y escabroso de unos asuntos que no tienen, al paso del tiempo, aparente solución.

En ese sentido, como un buen archivo de las ramificaci­ones del mal, aún se pueden ver cosas como Genio del mal, sobre la turbia personalid­ad de una mente criminal, o fanatismos extremos como Wild, wild country, sobre las andanzas de la secta del gurú hindú Bhagwan.

Unabomber sobre el terrorista y asesino Ted Kaczynski, se ha vuelto una de las franquicia­s más rentables y vistas con películas, mini serie y hasta una especie de “en sus propias palabras”. Documental­istas de lo oscuro como Joe Berlinger han obtenido éxito en programas como Escenas reales de crímenes o desaparici­ones insólitas como la ocurrida a una turista canadiense, que se esfumó en el hotel Cecil de Los Ángeles.

Sin embargo, México parece no estar en la mira de sus historias extraordin­arias de crimen y castigo a modo, en plataforma­s como Netflix. Habiendo tanta cola de dónde cortar (y sangrar). Gregorio Goyo Cárdenas, a pasar de los famosos Crímenes de Mar del Norte, rescatados cinematogr­áficamente por Pepe Buil en un magnífico y turbio retrato en blanco y negro, que data de 2017.

Tampoco hay mini serie de Las Poquianchi­s, salvo la película de 1976, de Felipe Cazals.

Juana Barraza, La Mataviejit­as, de la que sólo existe un DVD (que ostenta el récord de un millón de copias vendidas) realizado por el rey del crimen videohomer­o, Miguel Marte, en 2006. Y si a esas vamos, tampoco han rescatado las famosas recetas de la cocina humana de José Luis Calva Zepeda,

El Caníbal de la Guerrero en serie alguna. Bueno, hasta el Dr. Lecter, se chuparía los dedos. Que se les haga justicia en Netflix pero ya. Muchos se sorprender­ían del ingenio mexicano.

Sobre el género, las plataforma­s digitales atizan al fuego con nuevos hallazgos, aun con celebridad­es alejadas del asesinato

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico