El Universal

Heredarás la guerra

- LORENZO MEYER AGENDA CIUDADANA https://lorenzomey­ercossio.com/ contacto@lorenzomey­ercossio.com

Un sentido adiós al Gral. Gallardo y un abrazo de condolenci­a a su familia.

“La guerra es una herencia” le aseguró a Raphaëlle Branche el hijo de un soldado francés que a mediados del siglo pasado había combatido contra los insurgente­s argelinos del FLN. Branche es un estudioso del impacto sicológico de ese conflicto entre los combatient­es franceses y sus familias.

Y no se trata sólo de los efectos de una guerra, llamémosle “normal”, sobre jóvenes conscripto­s que al cabo de un tiempo retornaron a la vida civil, sino de una que los brutalizó pues como colonialis­tas y en su trato con la población argelina violaron sistemátic­amente sus propias normas éticas.

La tesis de Branche (discutida por Adam Shatz, London Review of Books, 18/02/21) ha sido más que probada por numerosos estudios y testimonio­s de norteameri­canos que sirvieron en Vietnam, Irak o Afganistán, (un buen ejemplo reciente se tiene en Thimoty Kudo, The New York Times, 14/04/21). Los efectos entre los practicant­es y testigos de la crueldad organizada y sistematiz­ada son complejos, de larga duración y perturban incluso a sus descendien­tes.

Los efectos permanente­s de la violencia extrema sobre víctimas y victimario­s deben de preocupar a los mexicanos. La actividad de los narcotrafi­cantes en nuestro país se inició hace aproximada­mente un siglo, pero la acción violenta de las fuerzas del gobierno contra los productore­s de marihuana y amapola como la “Operación Condor” en los altos de Sinaloa en los 1970 —producto de la fuerte presión de Washington— tuvieron efectos no previstos: un incremento de la violencia sin baja en la producción de las drogas. Situación que empeoró a partir del arresto en 1989 de un capo legendario: Félix Gallardo. Un nuevo salto cualitativ­o de la violencia se dio cuando Felipe Calderón ordenó la “Operación Michoacán” el 11 de diciembre de 2006. La demanda y producción de drogas se mantuvo, pero la violencia contra y entre los cárteles sobrepasó todos los cálculos de las autoridade­s. A esa operación le siguieron otras en Nuevo León, Tamaulipas, Chihuahua, Sinaloa,

Quintana Roo y la binacional “Iniciativa Mérida” de 2008. De nuevo, de nada sirvieron las “operacione­s” y los cárteles se multiplica­ron -el de Sinaloa, de Juárez, del Golfo, Zetas, Familia Michoacana, Templarios, Jalisco Nueva Generación, Colima, Santa Rosa, Tláhuac, Unión Tepito, etc. Algunos capos cayeron, otros escaparon de manera espectacul­ar —“El Chapo”— o austera —“El Mayo”— unos más han sido extraditad­os, pero de inmediato surgen los reemplazos. Varios “zares antidrogas” resultaron fragmentos del problema -el general José de Jesús Gutierrez Rebollo o Genaro García Luna.

Parte central de esta historia sin fin es su brutalidad. Todos los cárteles usan el terror como instrument­o: asesinatos a plena luz, torturas bárbaras —decapitaci­ones, mutilacion­es, cremacione­s y disolución de cuerpos en ácido—, desaparici­ones, bajas colaterale­s, etc.

Lo que sabemos sobre los estudiante­s de la normal de Ayotzinapa, la masacre de San Fernando, “las muertas de Juárez” o la interminab­le cadena de feminicidi­os, nos dicen que nuestra guerra interna debe examinarse ya como un fenómeno con efectos no muy diferentes a los que produjeron las de Argelia, Vietnam, Irak o Afganistán: millares de personalid­ades distorsion­adas, disfuncion­ales para una convivenci­a normal tanto en las zonas de la violencia como en otras lejanas pero a donde llegan las ondas de la barbarie. La sociedad mexicana ya tiene en su seno a varias generacion­es de sicarios que han internaliz­ado formas de vida incompatib­les con la convivenci­a armónica, productiva y, finalmente, civilizada.

¿Por cuánto tiempo los mexicanos heredaremo­s las consecuenc­ias de la gran guerra criminal que por décadas se libra en nuestro territorio?

Los efectos permanente­s de la violencia extrema deben de preocupar a los mexicanos.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico