El Universal

Las islas de México (III): comercio y navegación

- Internacio­nalista

In memoriam a Luis Kasuga Osaka, Q. E. P. D.

El siglo XVI fue el apogeo de España en los mares, es la verdad, pero no toda la verdad, rivalizó con Inglaterra, Francia, Holanda. Fue también época de esplendor de las letras, Cervantes, Shakespear­e y otros, también de rivalidade­s entre Carlos V, Felipe II, Isabel de Inglaterra y Francisco I.

España buscaba el monopolio del comercio mundial, explorando una nueva ruta por occidente, debido a la captura de Constantin­opla por parte del imperio turco otomano, que bloquearon las rutas comerciale­s a la India.

El Océano Pacífico fue por excelencia en esta época, aquí debo dejar constancia de mi gratitud a las enseñanzas sobre los secretos de los mares de mi amigo Luis Kasuga Osaka, cuyas cenizas fue su voluntad que se esparciero­n en la corriente de Humboldt y de Kuroshio.

Dignos de encomio y admiración eran aquellos pilotos y cosmógrafo­s como Américo Vespucio, Sebastián-Elcano, Martín Fernández de Enciso, Pedro de Medina, Rodrigo Zamorano y Martín Cortés. Quienes surcaron estos mares, al lado de otras expedicion­es como: Vasco Núñez de Balboa, Francisco Pizarro, Valdivia, Hernán Cortés, Pedro de Alvarado, Orellana, Magallanes-Elcano.

Nuestro viaje de estudios, como primera fase, fue la Isla Grande de Ixtapa, hasta llegar al bello puerto de Navidad que nos deslumbró.

Continuamo­s hacia las islas de Revillagig­edo frente al estado de Colima, integrado por cuatro islas: Clarión,RocaPartid­a,SanBenedic­to y Socorro. Avistamos algunas ballenas, delfines y gran cantidad de aves, parecía un paraíso terrenal.

El derrotero siguiente fueron las Islas Marías. No pudimos acercarnos porque era un centro penitencia­rio, recienteme­nte convertido en una Reserva Natural protegida (145 km²): María Magdalena (70 km²), Isla María Cleofás (19 km²), este archipiéla­go contiene flora y fauna de gran riqueza en espera de corrientes turísticas y estudios científico­s oceanográf­icos.

Finalmente llegamos a nuestro destino. Pasando por las Islas Marietas frente a Punta Mita, y llegamos a San Pancho exclamando: “Que bonito es San Pancho”. Nos recibió cariñosame­nte una multitud de pescadores del centro pesquero, (aproximada­mente 300). Aquí conocí a gente brillante como don Ruperto Rodríguez, quien me ilustró de leyendas de esta tierra pródiga abandonada y aislada del desarrollo. A Rodrigo Peña, de gran carácter, jefe del “equipo de pesca Almadrabas”, a doña Oliva Soltero con su restaurant­e “La Playa” y muchos más. Luis Kasuga, de origen japonés, pero más mexicano que los nopales, fue el coordinado­r de este visionario proyecto de pesca artesanal “Almadrabas” que contenía una planta procesador­a de harina de pescado, un jardín botánico (con especies de la India, árbol de pan, pimienta, lichis, malanga y papa volador). Me enamoré de este pintoresco pueblo de pescadores. La calle principal aún conserva su nombre: “Tercer Mundo”, con su plaza “Solidarida­d con el tercer mundo” recuerdo su impresiona­nte museo de artes de pesca que fue destruido.

Al son del corazón trabajé con la población, en este proyecto, solidario con países de Asia, África y América Latina, especialme­nte con Japón y China no quedó nada, el abandono y la incuria lo destruyero­n, la propiedad fue vendida lo cual me entristeci­ó.

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