El Universal

FUKUSHIMA, LAS AGUAS PELIGROSAS QUE NADIE QUIERE

Mientras el gobierno de Japón defiende su vertido al océano Pacífico, organizaci­ones ecologista­s y otros países alertan por las consecuenc­ias, como la afectación al mar y a la industria pesquera

- Texto: LUIS MÉNDEZ Correspons­al

MEl vertido al océano Pacífico del agua contaminad­a que almacena la accidentad­a central nuclear de Fukushima (Japón), ha hecho saltar las alarmas entre las organizaci­ones ambientali­stas y países vecinos, a pesar de que las autoridade­s de Tokio insisten en que el vertido controlado no supondrá ningún riesgo para la salud humana.

Los niveles de tritio (elemento radioactiv­o) liberados estarían por debajo de los estándares sanitarios nacionales al mezclarse con agua marina, alega el primer ministro de Japón, Yoshihide Suga, quien subraya que ésta es una práctica habitual en la industria nuclear de otros países luego de considerar la decisión como inevitable, porque es la alternativ­a más realista de todas las disponible­s.

Sin embargo, a pesar de la minimizaci­ón de los daños expuesta por las autoridade­s japonesas, organizaci­ones ecologista­s consideran que el impacto que producirá el vertido al océano de 1.23 millones de toneladas de aguas residuales será dramático y dejará sin trabajo a los pescadores de la zona.

“Es un agua muy contaminad­a, altamente peligrosa, con gran cantidad de sustancias muy radioactiv­as y de muchísimos tipos, como estroncio, cobalto, tritio, incluso hasta plutonio, por lo que su vertido puede hacer que se acumulen en distintos organismos o sean ingeridas por animales. Algunas sustancias muy pesadas, como el plutonio, irían directamen­te al fondo del mar, contaminan­do esas zonas”, señala a EL UNIVERSAL José Luis García Ortega, responsabl­e de la unidad técnica Cambio Climático de Greenpeace España.

“Además, también tendrá efectos graves en la población laboral, porque colectivos como los pescadores se irán a la ruina directamen­te, porque nadie va a consumir pescado sabiendo que proviene de esa región contaminad­a”, agrega el ecologista en referencia a las protestas que en las últimas semanas han protagoniz­ado los pescadores japoneses que se oponen al vertido.

No obstante, el debate sigue abierto. Otros expertos y académicos no ambientali­stas aseguran

MILLONES DE TONELADAS

de agua contaminad­a de Fukushima verterá el gobierno japonés al mar. que el tritio es un isótopo que emite radiacione­s muy débiles por lo que, si el vertido se realiza de manera progresiva y diluida, con vigilancia internacio­nal, sus efectos en el medio ambiente deberían ser prácticame­nte inapreciab­les.

“Uno de los problemas principale­s es que estos residuos no van a desaparece­r de la noche a la mañana, porque seguirán siendo radioactiv­os durante cientos de años”, revira el experto de Greenpeace.

“El problema de la energía nuclear es que se trata de un experiment­o que puede generar problemas gravísimos que no tienen solución. La solución menos mala es la de mantener el agua contaminad­a en los depósitos donde se encuentra, algunos de ellos construido­s junto a la central para albergar las cenizas radioactiv­as que se han ido recogiendo. De todas las alternativ­as, la peor es el vertido al océano”, recalca.

En este tipo de catástrofe­s nucleares, se imponen las sanciones y la supervisió­n internacio­nal para evitar otros ecocidios posteriore­s.

“Hacer ese vertido supone una violación del Tratado Internacio­nal de la Ley del Mar, que prohíbe el vertido de sustancias contaminan­tes al océano. Estamos hablando también de vulneració­n de derechos humanos, por lo que el vertido no tiene ningún apoyo. Ha sido decidido de manera unilateral por el gobierno japonés en contra de su propia opinión pública y de la comunidad internacio­nal, ya que en Naciones Unidas no existe un poder ejecutivo que haga cumplir la legislació­n que protege los espacios naturales”, concluye el especialis­ta de la ONG.

Algunos países de la región que podrían verse afectados, también han hecho valer su rechazo a la decisión del gobierno japonés de arrojar al mar las aguas radioactiv­as de la instalació­n nuclear que resultó dañada por el terremoto y el tsunami de marzo de 2011.

China se declaró gravemente preocupada por el vertido que se pretende realizar sin una consulta completa con los países vecinos y la comunidad internacio­nal y sin haber agotado los métodos seguros de desecho.

Beijing instó a Japón a “reconocer sus propias responsabi­lidades, mantener una actitud científica, cumplir con sus obligacion­es internacio­nales y responder a las graves preocupaci­ones de la comunidad internacio­nal, los países vecinos y sus ciudadanos”.

Por su parte, Corea del Sur también lamentó la iniciativa japonesa y pidió a Tokio ser transparen­te en relación al tratamient­o al que es sometido el líquido antes de desecharlo.

JOSÉ LUIS GARCÍA ORTEGA Responsabl­e de la unidad técnica Cambio Climático de Greenpeace España “El problema de la energía nuclear es que se trata de un experiment­o que puede generar problemas gravísimos”

BEIJING “[Instamos a Japón] a reconocer sus propias responsabi­lidades, mantener una actitud científica, cumplir con sus obligacion­es internacio­nales”

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Integrante­s de la industria pesquera se manifestar­on por la decisión de Japón de descargar al océano agua que contiene materiales radiactivo­s almacenado­s en la planta de energía nuclear de Fukushima.

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