Es tiempo de abrir el Azteca
El partido América vs. Portland, por el pase a las semifinales de la Concachampions, seguramente fue el último en la Ciudad de México a puerta cerrada, en esta “nueva normalidad”. El viernes se reunirán representantes de América, Cruz Azul y Atlante, tal vez inviten a alguien de Pumas como oyente, con la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y algún representante de la Secretaría de Salud, para ponerse de acuerdo en busca de volver a abrir las puertas de los estadios Azteca y Azulgrana.
Es urgente y necesario, y además una verdadera injusticia, que se le permita a restaurantes, iglesias, clubes deportivos, cines, centros comerciales, tener aforo y no los estadios de futbol. Así, solamente faltaría esperar qué decisión toman en el Estado de México, en caso de que Toluca le gane al León y juegue Liguilla, y esperar al próximo torneo con Xolos, para la apertura de la totalidad de los estadios del futbol mexicano.
El Atlante está perdiendo 1-0 con Morelia en una de las semifinales de la Liga de Expansión. Si logra darle la vuelta la marcador el viernes en Michoacán, la final se jugaría con el 30 % del aforo del otra vez llamado Azulgrana; es decir, alrededor de 11 mil aficionados podrían ingresar al inmueble.
Con más de un año sin recibir gente, se esperaría que en el estadio hayan trabajado para mejorar la experiencia del público
En el caso de los cuartos de final en el Estadio Azteca, el aforo rondaría los 26 mil 200 aficionados. Solamente deben definir si en esa cifra no se incluye a los tenedores de palcos y plateas, o ya están contemplados, ya que son casi nueve mil los dueños de esos asientos.
El último partido con público en la CDMX fue el 7 marzo de 2020. Encuentro de la Jornada 9 del Clausura de ese año, en el Azteca. Fue la victoria de Cruz Azul (4-2) sobre los Xolos de Tijuana, ante 14 mil 434 aficionados. Ha pasado un año con dos meses de aquella tarde y ahora se espera que vuelva la gente al estadio. Pero volver a abrir las puertas de este inmueble no solamente tendrá que ver con la logística y el seguimiento puntual de los protocolos sanitarios impuestos por las autoridades.
Con poco más de un año de no recibir gente, algo que también se esperaría es que en el Azteca hayan trabajado algunos de los pendientes que tenían para hacer de la experiencia de los aficionados que van a este estadio algo mejor. Dentro del mismo, ojalá se hayan ocupado en arreglar los baños, por ejemplo, que en general dejan mucho qué desear. Otra de las cosas que pudieron trabajar son los accesos, el estacionamiento, así como la regulación de los puestos ambulantes que están en la explanada exterior (del lado de Tlalpan), que no pagan impuestos y se adueñan de esa zona, incluso con la venta de piratería. Tuvieron el tiempo suficiente para trabajar en eso... ¿Será que veremos un mejor y más funcional Estadio Azteca? Esa es otra de las grandes preguntas, además de saber si todos los involucrados están preparados para el regreso en la CDMX. •