“HE VIVIDO EN HOSPITALES 7 DÍAS DE LAS MADRES”
Carmen detalla que se someterá a su cirugía 62 tras el ataque que sufrió de su expareja
“Podré celebrar el 10 de mayo cuando mi agresor sea castigado por tentativa de feminicidio”, afirmó Carmen Sánchez, quien este lunes ingresará al hospital para someterse a la cirugía número 62, tras el ataque con ácido que le transformó la vida al deformarle 70% de su cuerpo y del que el presunto atacante fue detenido en días pasados por la fiscalía local.
El 20 de febrero de 2014, Carmen fue atacada con ácido por quien era su pareja, y debido a la gravedad de sus heridas por las que pudo morir y estuvo hospitalizada e inactiva casi cuatro años; el expediente de su agresión estuvo perdido.
Fue hasta que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos emitió la recomendación 85/2019 en septiembre de 2019, cuando el organismo dio un plazo de dos meses para que la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) emitiera una orden de aprehensión en contra de su presunto agresor, Efrén “G”, por el que ofrecieron una recompensa de 300 mil pesos a quien aportara datos para su captura.
El jueves 6 de mayo de este 2021, Efrén fue detenido en el norte del país y trasladado al Estado de México, donde este domingo 9 de mayo se realizó la audiencia de vinculación a proceso, “que debe ser por tentativa de feminicidio, porque las heridas que me provocó al lanzarme ácido, pudieron terminar con mi vida y me ponen en peligro de morir en cada operación”, afirmó Carmen a EL UNIVERSAL.
“La mayoría de los 10 de mayo de los últimos siete años de mi vida los he pasado en hospitales, incluso este Día de las Madres regresaré al hospital para someterme dos días después a otra cirugía, la número 62, para tratar de recuperar la funcionalidad del cuello”, indicó la madre de familia que espera justicia por el atentado que sufrió.
El ataque de ácido además de dejarla inconsciente y poner en riesgo su vida, dejó quemaduras en la mayor parte de su cuerpo, relató Carmen, al señalar las lesiones que sufrió su rostro, cuello, brazos, piernas, tórax y pecho.
Para una madre una agresión con corrosivos es una doble angustia, pues por un lado lucha por sobrevivir y sanar tus heridas y por el otro está “la angustia de que tus hijas están solas y en el desamparo, que sólo te tienen a ti y tú a ellas”, refirió Carmen.
Sin dinero o con pocos recursos, en este lapso muchas veces “he estado en la disyuntiva de comprar una pomada de mil pesos o los tenis que necesitan mis hijas, pagar la universidad y su transporte o los tratamientos que yo necesito”, toda vez que tenía 29 años cuando fue atacada y sus niñas tenían ocho y 12 años.
“Ellas son mi mayor preocupación, mi motivo para salir del hospital. Mis hijas son las que me mantienen firme, me han motivado a dejar de cubrir mi rostro, con lentes y mascada y a mostrarme como soy.
“Si no las tuviera a ellas, mi caso ya estaría carpetazo, porque son mi motor que me impulsa a seguir y a exigir justicia”, comenta la mujer.