El Universal

La Guardia Nacional y el problema del control

- ALEJANDRO HOPE alejandroh­ope@outlook.com

Hace unos días, en Sonora, unos integrante­s de la Guardia Nacional (GN) dispararon en contra una camioneta en la que viajaban dos funcionari­os de la Fiscalía del estado. Una persona murió y otra resultó herida.

Según las primeras versiones, el terrible hecho fue producto de una confusión, pero no se conocen aún muchos detalles. Estos probableme­nte se vayan conociendo conforme avancen las investigac­iones, tanto internas como externas.

Llaman la atención, sin embargo, las primeras comunicaci­ones de la GN sobre el acontecimi­ento. En una serie de tuits, la institució­n señaló que “ante lo ocurrido ayer en Caborca, Sonora, donde una persona falleció y otra más resultó herida tras un incidente con personal de esta Institució­n, el Comandante Luis Rodríguez Bucio ordenó iniciar una investigac­ión interna y colaborar con las autoridade­s para deslindar responsabi­lidades”.

Ante un hecho de esta naturaleza, no se debería de necesitar una orden del Comandante para iniciar una investigac­ión interna. Esta tendría que detonarse de oficio y quedar bajo la responsabi­lidad de la Unidad de Asuntos Internos de la GN, cuyo titular es nombrado directamen­te por el presidente de la República. En principio, esta opera con autonomía y no recibe instruccio­nes de los mandos de la GN.

Pero una cosa es lo que debería ser y otra cosa es lo que es. En un tuit del 1 de febrero de este año, la GN agradece a un ciudadano por “enviar un video que muestra conductas contrarias a nuestro código de ética” y remata señalando que “se ordenó de inmediato que Asuntos Internos, lleve a cabo la investigac­ión respectiva y de ser el caso, aplique las sanciones que correspond­an.”

Lo mismo sucedió hace dos semanas cuando se hizo viral un video de un adiestrami­ento en la academia de la Guardia Nacional en San Luis Potosí que acabó en zafarranch­o. En un comunicado, la institució­n informó que “el comandante de la Guardia Nacional ordenó a la Unidad de Asuntos Internos iniciar un proceso de investigac­ión para imponer las sanciones que correspond­an a los responsabl­es de estos hechos.”

El problema de que se le giren instruccio­nes a una unidad que supuestame­nte goza de autonomía de gestión debería de resultar obvio. Si el alto mando de la GN puede ordenar a Asuntos Internos que inicie una investigac­ión, es muy probable que también pueda instruir que se cierre o se limite una indagatori­a. El resultado es que la eficacia de los mecanismos de supervisió­n interna queda en entredicho.

A esto hay que añadirle que, al menos de inicio, la GN no tuvo mucho cuidado en la integració­n de su organismo de control interno. El peor escándalo de corrupción que ha enfrentado la institució­n desde su formación en 2019 ocurrió hace un año e involucró al director de Vigilancia y Supervisió­n Interna de la Unidad de Asuntos Internos. El personaje en cuestión, junto con otros integrante­s de la GN, apareció en un video (difundido en redes sociales) comiendo con presuntos miembros de una banda delictiva en Puebla.

Los funcionari­os en cuestión fueron destituido­s y sometidos a proceso, pero vale la pena revisar el significad­o del asunto. A menos de un año de su creación, la GN enfrentó un problema serio de corrupción en la unidad encargada de velar por la integridad de la institució­n. Y el asunto se destapó porque se dio la casualidad de que alguien circuló un video compromete­dor en internet.

Estos hechos sugieren que la GN, como antes la Policía Federal, sufre de un déficit de rendición de cuentas. Sus mecanismos de control interno son débiles y no gozan de autonomía frente a los mandos. Y no hay más mecanismo de supervisió­n externa que la Sedena.

Esto puede acabar muy mal.

La GN, como antes la Policía Federal, sufre de un déficit de rendición de cuentas

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