El Universal

Un consejo que puede salvar tu vida

- GABY VARGAS

¿ C uánto estrés has experiment­ado durante toda esta pandemia? ¿Mucho, regular, poco? Creo que puedo adivinar la respuesta.

Es muy probable que muchos de los habitantes del planeta califiquem­os en la primera opción.

Me emociona saber que los nuevos estudios sobre el estrés revelan que podemos transforma­rlo de nuestro enemigo a nuestro aliado. Y lo más importante es que, al cambiar nuestra perspectiv­a sobre él, nos puede salvar hasta de un infarto. ¿Interesant­e, no?

La pregunta obligada sería: ¿Si cambio como pienso acerca del estrés me vuelve más sano? La respuesta de la doctora Kelly Mcgonigal en su libro The Upside of Stress es sí. Veamos:

Imagina que llegas voluntaria­mente al laboratori­o de la Universida­d de Harvard junto con un grupo de personas que no conoces para formar parte de un estudio al cual te invitaron a través de un panfleto. Accediste sin saber a qué te ibas a exponer.

Una vez ahí, te piden que pases al frente a improvisar una charla de cinco minutos sobre, ¿qué crees? ¡tus debilidade­s! Y además, frente a un panel de evaluadore­s expertos. Para asegurarse de que sientas la presión suficiente y hacerlo más real, vas a tener luces intensas sobre ti y una cámara de video grabando tu ponencia. ¿Ya te estresaste? Bien.

Lo que no sabes es que los evaluadore­s están entrenados para darte una retroalime­ntación de desapruebo a través de sus caras, gestos y lenguaje no verbal. Si, tu peor pesadilla, pero te pido sigas conmigo y te imagines en esa situación.

Una vez que estás con la moral en los suelos, te dan la segunda parte de la prueba: un examen de matemática­s complicado. Lo que también ignoras es que el que realiza el experiment­o, tiene indicacion­es de hacértela difícil y acosarte durante el examen. “Uff, cuánto te equivocast­e, hay que iniciar de nuevo otra vez”. ¿Cómo te vas sintiendo?

Es muy probable que te sientas estresado, tu corazón lata con fuerza, que transpires y respires de forma más acelerada. Estas señales son claras manifestac­iones de estrés, de ansiedad, causadas por la presión y la sensación de no estar resolviend­o satisfacto­riamente las pruebas. Te sentirás incompeten­te e inseguro. Hasta aquí nada es novedad.

Pero, ¿qué pasaría si todas estas reacciones naturales de tu cuerpo las tomaras de otra manera completame­nte diferente? Sí, como señales de que tu cuerpo, a través del corazón, de la respiració­n acelerada y de la transpirac­ión, te ayuda y te carga de energía, llevando mayor oxígeno a tu cerebro para prepararte a enfrentar el desafío de la mejor manera posible.

Eso es exactament­e lo que se les dijo –dentro del mismo estudioa otro grupo de personas. La diferencia es que los aleccionar­on previo a que los expusieran­alasprueba­sdeestréss­ocial. Estos participan­tes que vieron las respuestas de su cuerpo como positivas para el desempeño, se mostraron mucho menos estresados y mucho más confiados y seguros de ellos mismos,pero“lomásfasci­nantedel estudio fue como el cuerpo también cambió su respuesta al estrés”, comenta Mcgonigal.

Lo curioso es que en el estudio en que los participan­tes vieron su respuesta como saludable y útil, sus vasos sanguíneos no se contrajero­n y se mantuviero­n relajados. “Aunque el corazón seguía latiendo fuerte, esta respuesta es mucho más sana; de hecho, es igual a cuando tenemos momentos de alegría y de valor” afirma Mcgonigal.

Lo maravillos­o de este descubrimi­ento es que, a lo largo de una vida estresada como la de cualquiera de nosotros, este único cambio mental y por ende biológico, podría ser la diferencia entre tener un infarto de corazón inducido por estrés en una edad joven o vivir bien hasta los 90 años. •

Los nuevos estudios sobre el estrés revelan que podemos transforma­rlo de nuestro enemigo a nuestro aliado.

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