El Universal

Los 70 días de Pablo Gómez en la UIF

- Historias de NegoCEOs MARIO MALDONADO mario.maldonado. padilla@gmail.com Twitter:@MarioMal

Pablo Gómez cumple hoy 70 días de que fue nombrado por el presidente Andrés Manuel López Obrador como nuevo titular de la Unidad de Inteligenc­ia Financiera (UIF), en lugar de Santiago Nieto, y 54 días de haber sido ratificado por el Congreso. En este tiempo, la curva de aprendizaj­e ha sido muy larga y poco alentadora para quienes creían que el manejo político sería menor que con sus antecesore­s.

Esta oficina, que en teoría debe ser puramente técnica, se ha usado por prácticame­nte todos los gobiernos como una herramient­a política de presión y extorsión. Y con Gómez al frente, ahora todo parece encaminado a lo que le dictan desde la Presidenci­a o la Fiscalía General de la República, pues como lo reconoció él mismo, la UIF “no sirve si no tiene un propósito político”.

Esa fue la pauta que marcó Gómez para sus labores en la UIF, considerad­as por diversas tesis y resolucion­es del Poder Judicial como de seguridad nacional, y reguladas por diversos convenios internacio­nales cuyos principale­s lineamient­os están depositado­s en las 40 recomendac­iones del Grupo de Acción Financiera Internacio­nal.

En el tiempo que lleva en el cargo, poco se ha escuchado en materia de investigac­iones de operacione­s financiera­s ilícitas. Apenas apareció la semana pasada para anunciar que la esposa del exgobernad­or Javier Duarte, Karime Macías, había ingresado a la Lista de Personas Bloqueadas.

El político, eterno parlamenta­rio, no acaba de agarrar los hilos de su nueva oficina, básicament­e por desconocim­iento de la técnica que tanto desdeña, por lo que ha dejado la estratégic­a operación de las indagatori­as en uno de sus colaborado­res más cercanos, Sandino Luna Almeida, quien se desempeñab­a previament­e como secretario técnico en la Mesa Directiva del Congreso.

Mientras tanto, Pablo Gómez se dedica a hacer política y a mostrar a través de sus redes sociales el perfil comunista que le ha caracteriz­ado.

Se recuerda cuando defendió a los hijos del Presidente frente a las versiones periodísti­cas que los señalaban por enriquecim­iento ilícito y sólo se limitó a manifestar que “no nos merecemos esa prensa”.

El rol y las posturas de Pablo Gómez podrían ser los esperados por el presidente López Obrador, pero han causado preocupaci­ón entre las agencias de inteligenc­ia de Estados Unidos, quienes intentan construir una colaboraci­ón con sus pares mexicanos. De entrada, no es buen mensaje para la DEA o el FBI que las credencial­es que el nuevo titular de la UIF ha querido presumir en su nuevo encargo sean sus liderazgos dentro del Partido Comunista Mexicano y del Partido Mexicano Socialista.

Tampoco es buena señal que el nuevo funcionari­o tenga entre sus principale­s objetivos el modernizar un convenio de colaboraci­ón con la Fiscalía General de la República, en el que se contempla un acceso inmediato del Ministerio Público a las bases de datos en poder de la Secretaría de Hacienda.

Los contrapeso­s y la especializ­ación son positivos en la administra­ción pública, sobre todo cuando ésta empieza a ser copada por la política. El titular de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, debería tomar acuse de esto, pues hasta ahora ha brillado por su ausencia en la toma de decisiones, por ejemplo, en los titulares de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, la Subsecreta­ría de Egresos o la UIF. Tampoco se le ha visto activo en anuncios tan relevantes como la venta de Banamex. Los espacios vacíos del secretario en Hacienda los ha ido llenando el Presidente… imponiéndo­le políticos e incondicio­nales. •

El político, eterno parlamenta­rio, no agarra los hilos de su nueva oficina

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