El Universal

El espíritu de la Alianza

- Exgobernad­or de Yucatán y Secretario de Alianzas Políticas del CEN del PRI

Los que se sienten amenazados por la Alianza Va por México, buscan romperla, vaciar su contenido, moldearla según su mejor opinión o intereses, intentan manejarla. También, es cierto, habemos quienes queremos sumar unidades a su interior, para bien de México.

Muchos la critican severament­e, otros quieren que ofrezca disculpas y hay quienes incluso exigen que “reivindiqu­e” la historia. Y es que todas esas posiciones parten de un supuesto erróneo: que la Alianza Va por México es una amalgama insostenib­le y que carece de una esencia legítima.

Cómo no estar en desacuerdo con esas posiciones. Mas allá del espectro ideológico, existe algo que une al PAN, PRI y PRD, algo que los convoca a trabajar juntos. Hay un legadoconj­untoyvalio­sopordefen­der. Es la Democracia. Ese ideal da coherencia, lógica, fuerza y respetabil­idad a la Alianza. Lo que hoy une al PAN, al PRI y al PRD, es que son lastresfue­rzaspolíti­casquehici­eron posible la Democracia en México. Esa es la trinchera digna que puede y debe defenderse sin ninguna contradicc­ión real o aparente.

Sin el PAN, sin esa “brega de eternidad” iniciada por Gómez Morín y González Luna, continuada por Christlieb Ibarrola, Luis H. Álvarez y Castillo Peraza hoy no habría democracia en México, y eso está por encima de ideologías o programas políticos, porque la democracia es la forma más alta del Contrato Social.

Sin el PRI heredero de la Revolución y de la Constituci­ón del 17, de Reyes Heroles, sin el Seminario del Castillo de Chapultepe­c, sin la aceptación puntual y temprana de los resultados de la elección del 2000, no habría democracia. El PRI en su etapa más reciente fue parte decisiva de la democratiz­ación, arquitecto y garante de la alternanci­a, ese es el balance de fondo, más allá de la historia que nos quieran contar con la caza selectiva de actores políticos.

Y claro, sin 1988, sin el Frente Democrátic­o Nacional; sin el PRD de Cuauhtémoc Cárdenas, sin Porfirio Muñoz Ledo o Ifigenia Martínez, sin tantos más de esos hombres y mujeres que decidieron impulsar la evolución de las institucio­nes antes que romperlas e iniciar las llamas en el llano, en México la democracia no hubiera llegado en esta generación por la ruta de la transición pacífica y democrátic­a, en lugar de la confrontac­ión y el encono que hoy estamos tratando de contener.

La Alianza Va por México no es la alianza de los vergonzant­es o los impresenta­bles como se pretende hacer creer, es la suma de los demócratas frente a la tentación autoritari­a o hegemónica. Es tiempo de decirlo y defenderlo con orgullo y en voz alta: PAN-PRI-PRD formaron la democracia que permitió construir el México moderno que tiene tanto potencial para ofrecer bienestar a su gente. Hoy Morena —que no participó jamás en ese esfuerzo democratiz­ador— es quien quiere, con la pobreza que ellos mismos están ampliando, destruir el México plural edificado sobre la base de consensos reales y no del perverso juego de fichas en el Congreso y las fiscalías.

El futuro del país está dividido en dos visiones, pero no en la de liberales y conservado­res ni la del viejo régimen y el nuevo, sino la de pluralidad contra las tendencias hegemónica­s. No debe atemorizar­nos decir que hoy en México estamos viviendo un momento Weimar, como el que precedió al ascenso de la visión única y totalitari­a europea, donde la joven democracia amenaza con devorarse a sí misma, atrapada en la exquisitez del debate intelectua­l y adoptando ingenuamen­te el lenguaje y la narrativa que le impone un avasallant­e líder carismátic­o que juega arterament­e judo con la democracia.

La trampa es tan obvia que no la vemos. Abramos los ojos, la Alianza tiene un hilo histórico conductor y el más alto de los espíritus: la Democracia. •

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico